Que la sesión del INE en Ciudad de México mantuvo en vilo a Jalisco no por lo que decidió, sino por lo que omitió deliberadamente. Mientras el pleno dividido (6-5) validaba la elección de ministros de la Corte –un debate nacional legítimo pero abstracto–, dejó pendientes los casos emblemáticos de Sinaí Menchaca Sierra y Eluzaí Rafael Aguilar: dos juezas electas el 1 de junio cuyos padres son líderes de La Luz del Mundo, la polémica organización religiosa actualmente enredada en procesos penales. Pero todo indica que mantendrán su triunfo a pesar de las influencias que permite a apellidos clave colonizar el Poder Judicial.
Que la consejera de Morena en Jalisco Melissa Cornejo, representa la contradicción del militante contemporáneo: vocifera “Viva la raza” con una mano mientras con la otra borra tuits ante represalias. Su drama personal –visa cancelada (o no), deslinde de Morena, linchamiento digital– revela tres verdades incómodas: A) El activismo de hashtag tiene consecuencias reales; B) Morena opera con doble moral, pues la defiende López Beltrán (hijo del líder moral) pero la repudia la secretaria general; C) La victimización es un arma de doble filo. Reconoce que su forma fue “inadecuada”, pero culpa a Pablo Lemus Navarro, EU y hasta su partido. ¿Dónde queda la autocrítica? Defender causas justas no exime de responsabilidad por incitar violencia.
Que este fin de semana, el resultado fue particularmente surrealista. Que mientras los habitantes del municipio de Teocaltiche sobreviven con miedo, los fiscales decían: “¿Qué hay en la casa del terror?”. Encontraron: una camioneta robada (como si los criminales no tuvieran otras diez), equipo táctico ¿Para disfrazarse de soldaditos? y hasta un chaleco antibalas. Lo genial –en el sentido trágico del humor absurdo– es el decomiso de artefactos, pero es el cuarto operativo consecutivo que sigue dejando cero detenidos. Es acaso el museo de la simulación jalisciense. Vamos a ver qué pasa en la próxima función.