El tema de desaparecidos está politizado desde hace mucho tiempo, así que la justificación del presidente Andrés Manuel López Obrador para no recibir a Ceci Flores, una de las principales activistas y madre buscadora, con el pretexto del proceso electoral, también es una manera de supeditar la crisis a una agenda política.
Los desaparecidos y sus familias no pueden esperar a que pase la elección para tener respuestas de quienes hoy están en el poder y que evidentemente no han podido resolver una de las problemáticas que aterran a la ciudadanía. Porque los delincuentes no se toman un descanso mientras los candidatos andan en campaña, recorriendo municipios que en su vida van a volver a pisar, y caminando sobre la tierra de la que cada vez salen más cuerpos.
Por si la falta de acciones no fueran suficientes, la organización civil Data Cívica puso en evidencia el “borrado” de víctimas, a través de la plataforma Volver a Desaparecer, en la que se compara el número del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas y la herramienta Búsqueda Generalizada, e identificó que 10 mil 953 nombres de personas desaparecidas ya no forman parte de las cifras oficiales.
Y mientras el gobierno busca “tapar” a los desaparecidos para que no “estorben” en la carrera electoral, las madres siguen tomando palas y picos para encontrar a los hijos e hijas que la violencia les ha arrebatado, porque ninguna autoridad ha sido capaz de darles respuesta y dar con ellos.
Todo es político, y más en tiempos electorales. Así que en vez de señalar, el gobierno debe reconocer el esfuerzo de activistas, que se levantan todos los días con la esperanza de que se termine la pesadilla de la ausencia de un familiar y brindarles el apoyo que tanto necesitan para continuar las búsquedas que las fiscalías no hacen. Pero como los desaparecidos no votan, pues “ya vemos” después del 2 de junio.
