Todo depende del cristal con que se mira. Y esto se aplica para las reformas laborales que se han aprobado en los últimos meses en México.
El incremento en los días de vacaciones y de descanso obligatorio a la semana, que pasaron de 6 días al año a 12, y de uno a dos; resulta una buena y mala noticia según el receptor.
Las personas asalariadas ven como una victoria estos cambios e incluso un aliciente para buscar mejores oportunidades laborales, ahora que estas disposiciones son por ley; pero resulta una gran preocupación para empresas, principalmente las micro y pequeñas, que consideran un reto solventar el costo que estas medidas conllevan.
Lo cierto es que las mejoras de las condiciones laborales eran necesarias y urgentes, aunque la luz verde a los cambios tampoco es garantía de su cumplimiento.
Desde que se dio a conocer el aumento de las vacaciones, hay quienes se han negado a darlas bajo este esquema, condicionando la autorización de los días, poniendo un máximo que pueden tomar por lapso o imponiendo el periodo a disfrutar.
Y estas malas prácticas no son nuevas. Más de uno tiene la experiencia de trabajar con jornadas laborales exhaustivas sin pago de horas extras, estar registrados ante el Seguro Social con menos de su sueldo en detrimento de sus derechos y la construcción de su patrimonio, y otros que ni siquiera cuentan con esa prestación; ya ni hablar de aumentos salariales.
A todas estas deficiencias se han tenido que adaptar las y los trabajadores, que aceptan estas circunstancias precarias ante la necesidad de generar ingresos y llevar el sustento a casa. Ahora, son los que están del otro lado del cristal quienes tendrán que encontrar la manera de operar bajo este nuevo esquema, porque si nunca han cumplido con sus obligaciones, entonces no generan ganancias, sino explotan personas.
Por eso las reformas deben ir acompañadas de estrategias que garanticen su cumplimiento, de otra manera, se convertirán en letra muerta, como todas las demás leyes laborales que los empleadores se pasan por el arco del triunfo.