Luis Donaldo Colosio tuvo su primer rol protagónico en la escena política del país al ser designado líder nacional del PRI por parte del presidente entrante en 1988, Carlos Salinas de Gortari.
Fue un debut tenso, ya que un año después le tocó asumir la primera derrota de su partido en una elección para gobernador, tras el triunfo en Baja California del candidato del PAN, Ernesto Ruffo Appel.
“Las reacciones en la nomenclatura del PRI fueron tremendas”, recuerda el expresidente Salinas de Gortari. “Sin embargo, con valentía, Donaldo salió rápidamente a reconocer el resultado. Eso provocó que hubiera algunos dentro del PRI que pidieran su renuncia, otros decían que por qué no se excavaba un túnel para pasar por debajo de los grupos que estaban rodeando el comité estatal electoral, que estaba contando los resultados y las boletas y ese túnel surgiera y pudiera actuarse sobre las boletas… una locura”.
¿Eso solían hacer antes de Colosio los líderes del PRI con tal de no perder?
Yo dudo que alguna vez se hubiera hecho en la historia del PRI: era la desesperación de la nomenclatura sobre las nuevas realidades lo que producía ese tipo de reacciones.
Tirios y troyanos
¿Cómo maneja Colosio esta situación?
Donaldo arranca bajo esa tensión y viene la decimocuarta Asamblea Nacional del partido. A él le toca organizar esa asamblea que va a promover reformas innovadoras, como la consulta a la base para decidir sobre los candidatos de los puestos de elección popular, pero otra vez la nomenclatura del PRI está resistiéndose, porque al mismo tiempo, el gobierno había empezado un proceso de reformas transformadoras: la apertura del país, que ya con el acceso al GATT del presidente Miguel de la Madrid había iniciado, pero aquí con una innovación que había sorprendido a tirios y troyanos dentro y fuera del país, como la negociación de un Tratado de Libre Comercio con la economía más grande del mundo, los EU incluido Canadá y todos decían: ¿Cómo es posible que un país del sur, en vías de desarrollo, quiera vincularse con ese monstruo de economía que era la estadunidense? Lo que buscábamos era terminar con la protección que se daba por parte del gobierno a los productores nacionales y había una especie de contubernio ahí entre productores y autoridades, que se reflejaba en altos precios y baja calidad para los consumidores mexicanos. Eso ya estrujaba.
¿Cómo decide incorporar a Colosio al gobierno tras su paso por el PRI?
Una vez que se alcanza la validación en las urnas con el trabajo del gobierno en las elecciones intermedias de 1991, yo invito a Luis Donaldo Colosio a que se incorpore al gobierno federal, y lo hago en lo que denominamos la nueva Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol). Luis Donaldo fue el titular fundador de esa secretaría. ¿Cuál fue su responsabilidad? Incorporar el trabajo del programa de Solidaridad, que establecimos el 2 de diciembre de 1988, al día siguiente de tomar posesión, y que tenía como característica no una dádiva clientelar a los ciudadanos que más lo necesitaban, no, rechazamos ese mecanismo populista de compra de favor clientelar a través de estiren la mano los voy a declarar pobres y aquí está un subsidio que viene del gobierno, no.

La benevolencia pública
¿En qué era diferente Solidaridad?
Se trató de convocar a quienes menos tienen a que se organizaran, crearan comités de solidaridad en los que ellos planteaban las prioridades y decidían cómo se iba a llevar a cabo, pusieran recursos, ejercieran la auditoria social y el gobierno los iba a acompañar, canalizando recursos crecientes que llegaron a ser más de 10 mil millones de pesos, superiores a 3 mil millones de dólares por año, para esos programas que iban a lo que el pueblo organizado decidía que eran sus prioridades. Así dejamos de considerarlos objetos de benevolencia publica, se convirtieron en sujetos de su propia transformación.
A la par de esto ocurría un intenso proceso de privatización…
En esos años el gobierno acumulaba propiedades y al pueblo le crecían las necesidades, era un contrasentido, entonces decidimos usar los bienes públicos para remediar males sociales, y mediante subasta pública, decidimos privatizar esos bienes públicos y con los ingresos, como son de una sola vez, dedicarlos no a gasto corriente sino a pagar deuda, lo que nos dio ahorros permanentes, y así logramos con los ingresos de privatización, cuyas cuentas se las rendimos al Congreso de la Unión mediante los llamados libros blancos, con esos ingresos desplomamos la deuda interna y junto con la externa, que redujimos del plan Brady, pasamos de deber 50 por ciento del producto nacional en 1988 a solo 20 por ciento de deuda total en 1994.
Lo campesino
Solidaridad no era un programa desconocido para Colosio. Uno de sus creadores y operadores, Carlos Rojas Gutiérrez, había sido su colaborador de antaño. “Desde 1983 —relata el propio Rojas— cuando yo me incorporé al equipo de la secretaria de Programación y Presupuesto, visitamos juntos estados de la república y comunidades y Donaldo, que venía también de una comunidad rural de aquella época (nació en Magdalena de Kino, Sonora), y por más que haya sido medio tecnócrata del tec de Monterrey, pues le latía mucho lo campesino.
“Donaldo tenía una gran sensibilidad por hablar con la gente, por entenderla, por comprender sus problemas. Entonces no solo se incorporó al programa Solidaridad, sino que siempre estuvo colaborando con nosotros, siempre generando nuevas ideas y participó ya cuando estuvimos en la secretaria juntos con un gran entusiasmo en todas las tareas del programa”.
Los neoliberales/ capítulo IX