Policía

Escribir desde la cloaca

En una larga conversación, Horacio Castellanos Mora habla sobre la literatura, su “proyecto paralelo” al del periodismo, y de sus detonantes: “nace del fracaso, de la infelicidad; yo vengo de un lugar en el que, por sus circunstancias, es oscura”

Escribir desde la cloacaHace tiempo entrevisté a Horacio Castellanos Moya, ese escritor nacido en Honduras, pero forjado en El Salvador, que luego tuvo a México como epicentro del trajín periodístico que lo llevó a ser editor de MILENIO en su fundación en el año 2000. Retomo una parte de aquella larga conversación ocurrida en diferentes cafeterías de Nueva York.

“El periodismo fue un oficio que se me facilitó y el que me llevó naturalmente a la literatura. Una vez estando en él me entusiasmé. Se convirtió en mi proyecto paralelo, pero el periodismo consumía la mayor parte de mi energía sobre todo en los años de la guerra en El Salvador o en proyectos como MILENIO”.

- Y en todo ese proceso donde tú ya tenías la vocación literaria, además de un oficio como periodista, ¿nunca exploraste el periodismo literario?

- No, nunca lo exploré. Se debió a que ya estaba en la cocina, me había acostumbrado ya. Comencé a tener una vida bastante esquizofrénica, en el sentido de que yo escribía el periodismo con una parte de mi cabeza que tenía que ver con el poder, con mi capacidad de decisión, de hombre de acción, mientras que la literatura yo la pensaba como una parte más privada, por eso nunca logré mezclarla. Encerrado ahí, diferenciaba que la parte de mí que hace literatura no tiene nada que ver con mi análisis de la realidad o mi trabajo periodístico. Entonces no pude lograr esa síntesis.

- Resultado de esa esquizofrenia que comentas parece que surgen los temas del poder que alimentan tu literatura, porque es del poder de lo que hablas en tus novelas…

- En realidad digo esquizofrenia porque la actitud vital cuando escribo literatura y el sentido de privacidad que tengo cuando la escribo, no la tengo con el periodismo, pero evidentemente la cloaca es lo que me nutre. Y la cloaca viene del periodismo, donde está el ser humano en serio, el ser humano en las pasiones del poder, en las pasiones de la mentira, en la conspiración, en el asesinato.

Muchos de mis temas han sido notas periodísticas. Ahí está la esquizofrenia. Yo nunca escribí de un asesinato, por ejemplo. Revisaba las notas y esos asesinatos se guardaban allá en algún lugar de mi cabeza. Al paso del tiempo, toda esa información iba formando una novela. Yo ya no tenía que hacer una investigación, se había añejado ya en mi cabeza. Mi imaginación fue distorsionando y distorsionando tanto la historia que a mí ya no me interesa cómo sucedió en verdad. Ya no vuelvo a la verdad periodística, sino que de ahí te nutres, ahí queda.

Por ejemplo, tengo una novela que se llama La Diabla en el espejo. Está basada en un crimen que nosotros cubrimos en San Salvador: una mujer de dinero que la mataron enfrente de sus hijos. Un tipo la había mandado matar delante de las niñas, un caso con conmoción. Lo cubrimos. No me acuerdo ni del nombre de la mujer. Estuvimos dos semanas dándole cobertura. Eso fue en el ‘94 y hasta el ‘99 publico la novela. Pero ya no me regresé a la investigación.

Eso solo cuando viene del periodismo, cuando viene de la historia es diferente, ahí sí tengo que investigar. Cuando viene del periodismo viene de mi experiencia interior, de mi memoria, son cosas que me han impresionado. Para mí la novela tiene que ser algo que me está fastidiando, algo que tengo que sacar.

El escritor nacido en Honduras y forjado en El Salvador fue parte del equipo fundador de MILENIO. Jesús Quintanar
El escritor nacido en Honduras y forjado en El Salvador fue parte del equipo fundador de MILENIO. Jesús Quintanar

- ¿Consideras que tu literatura es realista?, ¿un realismo social?

- Es realista. Una literatura que se nutre de la historia centroamericana y un poco del México de las últimas dos o tres décadas del Siglo XX. Todavía no tengo novelas que se hayan nutrido de la primera década del Siglo XXI. Ahora estoy haciendo una, pero siempre con personajes salvadoreños que vienen de la guerra y tal, ya viejos, pues, del fracaso.

- El fracaso es otro elemento en tus novelas… Para hacer periodismo se necesita ser iluso, creer que va a pasar algo cuando la historia sea publicada, por eso quizá para algunos de nuestra calaña tu literatura es tan atractiva, porque aborda este problema desde la desesperanza. Personajes como El Robocop, el Iván, son tipos solitarios y fracasados. ¿Esta es una postura política o un recurso literario nada más?

- La verdad es que la literatura nace del fracaso, de la infelicidad. Bueno, en mi caso así la concibo. Una literatura sobre la felicidad sería Paulo Coelho, algo así, no sé, otro tipo de literatura. Yo vengo de un lugar, en el que, por sus circunstancias, la literatura es oscura.

- Hablábamos de si la crítica permanente que hay en tu literatura es resultado de tu búsqueda literaria o si hay una conciencia política que influye en lo que escribes...

- Sí… La literatura no se puede separar de la forma de ver el mundo que tú tengas. Si mi literatura es una crítica del poder y crítica de las formas del poder que tiene el ser humano en sus formaciones sociales, pues es porque esa es mi actitud.

Soy escéptico hacia las formaciones políticas en general, hacia el Estado y eso se va a evidenciar en la literatura. No es tanto que sea un programa mío, es una visión. Mi visión del mundo es bastante pesimista. Quiero decir que es bastante realista. No me hago ilusiones ante las supuestas bondades del mundo. No es que diga: “voy a escribir una novela para denunciar”.

Bueno, a veces sí conscientemente hay una rabia…

- ¿Cómo es eso?

- Ahora estoy escribiendo una novela que tiene que ver mucho con la vigilancia. Este nuevo período que estamos viviendo. Y claro que hay una actitud que se cuestiona la lógica con la que funciona esta nueva sociedad de libertad. Una sociedad en libertad absolutamente vigilada, como en las peores épocas del comunismo o en regímenes totalitarios, sin la represión directa que tenían esos regímenes, pero con el mismo nivel de control informativo a través de la tecnología.

Ahí, por ejemplo, puede estar mi visión, que es una repugnancia hacia eso, y que entonces se traduce en la ficción que estoy escribiendo. Sí, la literatura expresa, en gran medida, lo que está atrás del autor. Aunque se lo pongas a un personaje que sea muy distinto a ti. Puedes tener un policía que sea un personaje apasionado, o que sea un torturador, como un personaje que tengo yo, un ex policía que está muriendo de cáncer en el estómago. El punto es que puedes poner tu visión en un torturado pero tienes que ser el personaje. No importa la óptica desde donde se enfoque la descomposición humana, pero estará ahí si mi visión es que el mundo funciona bastante mal.


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Diego Enrique Osorno
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