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Selfie coreana en el podio olímpico

La imagen viral de los jugadores de tenis de mesa de Corea del Sur y Corea del Norte posando juntos en el podio de los Juegos Olímpicos de París 2024 es un símbolo poderoso de paz y unidad en medio de la tensión constante entre estos dos países.

Este momento icónico no solo resalta la mística de los Juegos Olímpicos, sino que también ofrece una ventana al potencial del deporte como un puente para la reconciliación y la transformación pacífica de conflictos.

Desde la Guerra de Corea (1950-1953), que terminó con un armisticio en lugar de un tratado de paz, las relaciones entre Seúl y Pyongyang han sido tensas y volátiles. 

La persistente división y la desconfianza mutua han perpetuado un estado de conflicto latente.

Entre Corea del Norte y del Sur, el armisticio que puso fin a la guerra en 1953 nunca se tradujo en un tratado de paz, manteniendo a ambos países en un estado de guerra técnica.

Esta división ha generado décadas de desconfianza, amenazas y, en algunos casos, violencia directa.

La separación no es solo física, sino también psicológica y emocional, afectando a generaciones que han crecido bajo la sombra de un conflicto sin resolver.

El conflicto se ha extendido a otros ámbitos, como el económico y tecnológico. La fotografía grupal de los medallistas es parte de una campaña de la empresa surcoreana Samsung.

El nombre de la marca es una palabra coreana que se traduce al castellano como “tres estrellas”. 

El “tres” significa lo grande, pleno y fuerte, y “estrella” lo brillante y sublime.

El deporte, con su capacidad para unir a las personas a través de la competencia amistosa y el respeto mutuo, puede ser una herramienta poderosa para la transformación pacífica de los conflictos y la construcción de una cultura de paz.

Según un informe de la UNESCO (2017), el deporte tiene el potencial de promover la paz al proporcionar un espacio seguro para la interacción y el entendimiento mutuo.

El filósofo Michael Walzer ha señalado que las competiciones deportivas pueden funcionar como simulacros de guerra que, en lugar de fomentar la violencia, canalizan las tensiones de manera no violenta y constructiva. 

Esta perspectiva sugiere que el deporte puede ser una forma de resolver conflictos de manera simbólica, sin recurrir a la violencia real.

La icónica selfie de los jugadores de tenis de mesa de Corea del Sur y Corea del Norte en los Juegos Olímpicos de París 2024 es un recordatorio de que, incluso en medio de la división y el conflicto, son posibles los instantes de unión y esperanza.


@perezyortiz

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david pérez
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