Política

El departamento de doña Tina

  • En la tormenta
  • El departamento de doña Tina
  • David Herrerías Guerra

Doña Tina nos relata la ilusión con la que llegaron a vivir al condominio. Comprar ese departamento era la culminación de un sueño que les auguraba una vida mejor. Dejar de pagar renta era importante, pero más que eso, eran las miles de historias que serían posibles en esos espacios idílicos que los vendedores prometían. No se trataba de comprar una casa, sino una nueva forma de vida para ella y los suyos.

Hoy doña Tina relata, con una sonrisa triste, cómo se fue desvaneciendo esa ilusión. La debacle se agudizó cuando los constructores dieron por terminada la venta y, por lo tanto, su responsabilidad con el espacio. El departamento de doña Tina es un condominio enorme, ingobernable. Más de cinco mil habitantes no es fácil que se pongan de acuerdo. Nunca, ni cuando estaba todavía el constructor presente, se establecieron cuotas vecinales. La hierba y la basura empezaron a enseñorearse en la tierra de nadie. La cerca precaria que dejaron los desarrolladores empezó a ser mutilada y canjeada por unos gramos de mota.

El diseño mismo de los espacios fue generando fricciones. Los patios y escaleras no tienen desagüe, por lo que los pisos superiores derraman sus aguas sucias sobre los de abajo. Todos los vecinos deben usar unos cuantos colectores de fierro que mal contiene la basura y la expulsan a los alrededores gracias a la acción de los recolectores. El crimen organizado ha empezado a tomar algunos departamentos como “tienditas” y casas de seguridad.

La vivienda NO puede ser vista como una mercancía más. Cuando se construye vivienda se está diseñando la forma en que las personas van a vivir. Los espacios de vivienda están vivos, se van transformando. Y para asegurar que esto no sufra un proceso de descomposición debe pensarse la forma en que esos espacios podrán administrarse, cómo podrán los vecinos cuidarse y sentirse seguros.

Teóricamente, las normas cuidan que eso esté en la mirada de los constructores, pero la realidad es que la prioridad en el diseño de los fraccionamientos es el aprovechamiento al máximo del espacio vendible, reduciendo las áreas verdes a zonas inaprovechables del terreno o camellones y dejando solo algunos lotes para futuros equipamientos. Las miles de personas como Tina son víctimas de autoridades sin la fuerza real para aplicar la ley y a legisladores que no son capaces de establecer las normas que obliguen a los desarrolladores a pensar la vivienda de otra forma.

Acaba ya doña Tina, porque pasan de las seis y tiene miedo de caminar a su casa si oscurece. Vive con miedo, de lo que le pueda pasar a ella, de que los malosos le hagan algo a sus hijas, de que el crimen organizado reclute a sus nietos. Eso no lo advertían los publicistas que la convencieron de gastar sus ahorros en ese fraccionamiento.


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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