Y no tiene que ver con la extraordinaria obra de teatro escrita por Cristina Grillo que relata las peripecias de un grupo de septuagenarias, sino más bien con la fuerza que las candidatas han empezado a imprimir en su camino por llegar a la silla presidencial.
Digo candidatas, porque en honor a la verdad don Jorge Álvarez Máynez de Movimiento Ciudadano, no tiene posibilidad alguna y mucho menos los posibles independientes, la carrera para la presidencia de México es solo de dos mujeres: Claudia y Xóchitl.
La exjefa de Gobierno de la Ciudad de México, doña Claudia Sheinbaum la tarde de ayer viernes, arropada por su alianza, comprendida por Partido del Trabajo, el Verde Ecologista y Morena, mostró su temple y poder acompañada por cientos de miles de mexicanos, los cuales llenaron la plancha del Zócalo y atentos escucharon el discurso de la que según los expertos será la que gané, al día de hoy, depende de la encuesta que usted vea, hay 20 puntos de diferencia contra su contrincante más cercana, la Gálvez.
Es cierto, lo que se escuchó ayer es claramente una continuidad del movimiento que AMLO inició con su sexenio, muchos de sus 100 compromisos de campaña así lo evidencian, combate a la corrupción y austeridad en los gastos de la república son de menos lo que seguirá promoviendo, vamos, hasta mencionó que guardará el legado de López Obrador, ya que lo considera como lo correcto por hacer para dar continuidad a su proyecto de nación.
Errada no está, la realidad es que su triunfo asegurará al menos la continuidad por seis años más de todo lo que empezó desde el 2018, para bien o para mal así será.
Lo que es realmente verdadero es que, por primera ocasión en 200 años de un México independiente, desde que Guadalupe Victoria asumió el poder, muy pronto en Palacio Nacional, despachará la primera mujer presidente de este país, y eso sin lugar a dudar si es un gran triunfo, un logro sustantivo para alcanzar la anhelada equidad de género en la nación.