Los católicos celebramos la resurrección de Jesucristo.
El domingo de pascua es la culminación de la semana santa donde recordamos la vida pública y religiosa del carpintero de Nazareth, el gran maestro y apóstol del bien que, por cierto, tuvo que enfrentar a los ojetes aquellos que lo condenaron de manera injusta, los mismos que apedreaban a las putas amantes de ver la paja en el ojo ajeno…
Y como lector forzosamente relaciono títulos así como autores con las efemérides.
Hay libros para todo y en estos días releí “El proceso de Cristo”, una monografía jurídica sinóptica del maestro Ignacio Burgoa editado por Porrúa.
Y casualmente vino a mi mente: “Hacia una teoría general sobre los hijos de puta” del maestro Marcelino Cereijido,
Premio Nacional de Ciencias y Artes en el campo de las ciencias físicas y naturales.
En el proceso de Cristo, el maestro Burgoa nos cuenta el contexto y las condiciones jurídicas por las que pasó Jesucristo.
Una lectura obligada para entender lo antijuridico de un proceso viciado por la traición de Judas en una comunidad política (apóstoles), donde al final según las profecías Jesús venció a la muerte y a los “hijos de puta”, parafraseando el título de la obra de Cereijido quien estudia la maldad desde la biología.
Y es que la maldad desde tiempos de Jesucristo hasta nuestros días no ha cambiado mucho.
Quizás se ha perfeccionado y es menester adentrarnos (si queremos hablar con propiedad), a las ciencias que estudian a quienes disfrutan hacer daño desde la perspectiva genética y de la psiquiatría y psicología.
Hay otro título que también vale la pena recordar: “Schadenfreude: La dicha por el mal ajeno” de Richard H. Smith editado por Alianza.
Claro está que no podemos hablar sobre maldad sin adentrarnos a los malosos o malvados que para esta reflexión es lo mismo.
Y me pregunto: ¿Cuánta maldad hubo en Judas? Mucha, pues perjudicar a Jesús entregándolo por 30 monedas es el gesto más emblemático sobre “traición” de dimensiones bíblicas claro está y, donde algunos sostienen que obrar con maldad tiene que ver forzosamente con la formación del ser en todas sus etapas incluyendo desde el seno materno.
Así entonces la maldad se puede explicar desde distintos contextos. No nada más desde la biología.
En el derecho la más grande de las infamias contra algún personaje en la historia universal ha sido contra Jesús.
El defensor de los pobres y desprotegidos que fue entregado por uno de los suyos nos recordó en estos días que a pesar de los traidores y de los hijos de magdalena (aquella que querían apedrear los hipócritas por puta), fueron los mismos que condenaron a Jesús y los mismos que aventaban piedras a las pecadoras.
Hablar sobre la traición y la antijuricidad, así como la maldad desde una perspectiva biológica citando a Burgoa y Cereijido es imposible en este corto espacio.
Mi reflexión va encaminada a celebrar la pascua de Jesucristo a pesar de todas las circunstancias adversas.
El cambio transformador debe ser el fuego nuevo contra el mal y los malvados (esos que disfrutan que a los exitosos y buenos les vaya mal), en tiempos de polarización y traición a cambio de poder y dinero.
Aprovechemos el tiempo del fuego nuevo, el que destruye el mal por el bien y a los hijos de puta que disfrazados de apóstoles se venden por 30 monedas.
Pero hablar sobre la prostitución es otra historia…
¡Felices pascuas!