La educación es prioridad. Que las niñas, niños y adolescentes tengan una escuela donde aprender de forma integral es uno de los temas más relevantes para todos, especialmente para los padres de familia. Para responder a esta necesidad, son necesarias las escuelas de tiempo completo.
Cuando tenemos hijos en edad escolar conocemos de primera mano los desafíos de la dinámica familiar, sobre todo, cuando ambos padres trabajamos: Quién prepara los desayunos, quién viste a los niños, quién prepara la comida que llevarán para su recreo, quién los llevará a la escuela y, lo más difícil por los horarios laborales, quién los recogerá.
Hay quienes tenemos la fortuna de que nuestros familiares cercanos nos ayuden a recoger a nuestros hijos al salir de la escuela, pero muchas familias no cuentan con esta ayuda.
La situación se vuelve más difícil si uno de los padres no coopera, o si se trata de una madre soltera o de un padre soltero, que también los hay. Se complica aún más cuando los niños viven en zonas marginadas o cuando la escuela está lejos de casa, exponiéndolos a múltiples peligros, incluyendo en el peor de los casos a la delincuencia organizada.
Ante esta realidad, es importante contar con un esquema sólido de escuelas de tiempo completo, capaz de atender varios problemas con una misma solución, que le evite a los alumnos la necesidad de regresar solos a casa, que respalde a los padres de familia con un apoyo en la economía familiar y en el cuidado de sus hijos, que le brinde a los alumnos mayores oportunidades para desarrollar sus habilidades y conocimientos, que les garantice una comida adicional para contribuir a su adecuado crecimiento, que los aleje de la violencia de las calles e, incluso, la familiar.
Se trata, por supuesto, de una apuesta muy alta, que requiere de una adecuada planeación y de los recursos necesarios para mantener a los niños en un horario extendido en las escuelas.
No es sencillo, ni barato, pero estoy convencida de que la inversión vale la pena, porque el mayor valor de nuestra nación es la niñez y la juventud. No hay gasto más prioritario que el de brindarle, a los niños y jóvenes en estado de vulnerabilidad, las herramientas para desarrollarse en igualdad de condiciones.
Si no lo hacemos, el costo humano será muy grave para todo México, pues de las escuelas de tiempo completo dependerá el éxito de millones de niños y jóvenes, incluyendo los próximos líderes de nuestro país.