Cultura

Nusch

  • Perfil de mujeres
  • Nusch
  • Coral Aguirre

Eres el elemento y el lugar en el que me deshago de mis sombras.

Paul Éluard

Qué importa que antes fue un cuerpo domesticado por la acrobacia, hija de saltimbanquis y propensa a la inestabilidad viajera. María Benz (1906-1946) no existe hasta el día en que, vagabunda, sola, perdida, muerta de hambre y flaca como un palillo, la encuentran por las calles de París Paul Éluard y René Char, en mayo de 1930. Se ha firmado el Manifiesto en 1924. De pronto el surrealismo viene a encarnarse en esa figura que los altera y admira. Largo vestido, zapatos de finísimos tacones, sombrero negro con ala de cuervo. La recoge Paul sin amarla ni interesarse en ella. Gala, su esposa, se ha ido con Dalí y el poeta sueña con recobrarla, sueña cada día en que sus brazos han de volver a contenerla y recoge a esa criatura callejera como quien lo hace con una gata de angora moribunda.

Extraña función la de la mujer en el surrealismo. Se las busca atrevidas, pero calladas. Leonora Carrington, Maruja Mallo y Dora Maar rompen el estereotipo y por ello sufren el abandono de su compañero, por ejemplo Dora con Picasso. El resto circula entre el escándalo y el silencio. A la joven recogida en el bulevar Haussmann sobreviviendo de la prostitución, no le piden nada, solo que siga siendo un cuerpo desnudo. Y la bautizan Nusch.

Vivir en casa de Paul, aunque él no la quiera, la vivifica, le da no solo nombre sino también un carácter: el cuerpo desnudo, la mujer callada, la flaca, la bella, la sonrisa, con una única frase que repite a veces, El amor, solo importa el amor. Y sin vueltas ni sortilegios, Nusch apuesta al amor por sobre todas las cosas. No se complica con Gala de por medio, no le importa que cada vez que puede Paul corra en su busca, tampoco importa que ocasionalmente la ofrezca a sus amigos. Ella sonríe ante el voyerismo de su amante y por encima de todo sabe hacerlo feliz con su cuerpo enamorado. Es una especialista del amor, conoce sus giros más atrevidos y se aventura en el organismo de él sin renunciar nunca a nuevos límites. Es una hechicera y sin darse cuenta poco a poco Éluard ha de escanciarla hasta la última gota y se volverá su adicto.

Año tras año, fiesta tras fiesta, encuentro en Antibes o en Cornuailles de la banda surrealista: Man Ray, Max Ernst, Henry Moore, Roland Penrose, Picasso, René Char, entre otros, y sus respectivas amantes ocasionales o compañeras, Nusch reina como la más bella, con sus pechos al aire, con sus largas piernas y su sonrisa que nunca abandonan aquellos rasgos sellados por Picasso, Chagall, Man Ray, Magritte, Miró.

Y sobre la piel desnuda de Nusch, Paul, ávido en ir más allá de esa carne generosa que no ofrece barreras, escribe sus poemas. Así hasta llegar a Facile, antología que contiene 12 fotografías eróticas de Nusch tomadas por Man Ray y 12 poemas de su compañero Paul Éluard. Los amantes han devenido esposos en 1934 y el esplendor del rostro de ella se ha vuelto más radiante y translúcido.

Nusch ha ganado la batalla del amor en todos los frentes: en el puro silencio y por las curvaturas de un cuerpo que decidió ofrendar cada día. Paul confiesa Tú envuelves al hombre.

Pasan los años entre los juegos surrealistas: “El cadáver exquisito”, el “Juego de la verdad”, el “Juego de la palabra dicha al oído”, en Argentina lo llamábamos “el teléfono roto”, el “Juego del retrato”, que los jóvenes sesenteros copiábamos con placer (seguro que erótico) a estos artistas a los que seguíamos embelesados. Por aquellos años quién no se robó un libro de Breton, un calendario de Picasso o una reproducción de las fotos de Man Ray.

Entre tanto esplendor, Nusch fue languideciendo lentamente. Su cuerpo parecía más largo, sus piernas dejaron de ser tan osadas, comenzó a cubrirse el seno demasiado flaco, pero la sonrisa persistió. Y el amor por Paul. Sin embargo, Paul le confía a Gala que Nusch lleva cuatro días en cama y que a veces la percibe demasiado deprimida. La medican y le aconsejan ocuparse de algo. Sugieren pintar, ella dice que no sabe escribir, ella dice que quien escribe es Paul. Entonces por ánimo propio comienza a hacer collages. Muy pocos los que se conservan. Son bellos, estilizados, surrealistas como su gente.

De tanto en tanto sufre sinusitis, resfriados, fiebre, dolores de cabeza. Síntomas, indicios de lo que vendrá. No obstante ella sigue desvistiéndose para él. Cuerpo y alma despojados para que Paul no pierda el reino entre sus piernas y entre las piernas de sus amigos. En aquel grupo el sexo era inclusivo y compartido.

En 1939 estalla la guerra, Paul es movilizado y Nusch como de costumbre se arregla para seguirlo donde fuere. Francia ocupada, en 1942 el poeta pasa a la clandestinidad. Esos años la debilitan aún más. Finalmente como era de esperarse, terminada la guerra, siempre en segundo plano, siempre en silencio, Paul lejos, en viaje literario, Nusch se va sin que nadie lo advierta. Un derrame cerebral en plena calle la desenraiza de esta tierra el 29 de noviembre de 1946. 


[email protected]

Google news logo
Síguenos en
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.