En mi colaboración anterior te hablé de la importancia de trabajar intencionadamente en la construcción y promoción del ambiente que genere compromiso personal; hoy quiero ir más profundo.
Ya te he contado que mis dos pilares de trabajo son procesos y personas, y que una de mis líneas de servicio es la capacitación. Cada que me enfrentó a un nuevo proyecto de formación, en donde la condición y programación de las personas resultan fundamentales para conseguir los objetivos planteados de una organización, siempre solicito información sobre los sistemas de valores y creencias de la empresa. Y de eso quiero platicarte hoy.
Como yo lo manejo, los procesos establecen actividades, rutas y parámetros en el encuadre operativo; el sistema de valores y creencias establece límites en la cultura organizacional y permiten clarificar las expectativas de actuación y desempeño de las personas. Uno no sirve sin el otro: procesos definidos sin valores y creencias es un enfoque rígido mecanicista; en sentido contrario, es un aquelarre.
Cuando establecemos, desde la capacitación, encuadres de los sistemas operativos en función de las personas, no solo clarificamos el destino u horizonte, sino que damos a los participantes una brújula que toma en cuenta cierta flexibilidad, lo que le permite a cada uno apropiarse de la información que está en un manual, y construir, desde la coincidencia de sistemas (personal / organizacional) vías reales de cumplimiento de indicadores.
¿Mi recomendación? 1. Aclara, jerarquiza y comunica los “cómo sí” de la cultura organizacional. 2. Da un margen de apropiación. 3. Implementa y supervisa. Créeme, que tu gente testimonie las ventajas y fortalezas de tu empresa desde la empatía y no desde la imposición traerá muchos beneficios.
¿Tiene sentido para ti? ¡Cuéntame!