¿Sus tacos con todo, güerito?
-Sí, y échemele unos limones y cebollitas.
-Cebollitas las que guste, nomás que le voy a quedar a deber el limón.
-Ah, chingá, ¿y eso?
-Ta re caro, güero, ¡está como la carne!
-No cierto, usted está especulando con los limones.
-En serio, güero, lo compré el 90 pesos el kilo, ya ni el suadero anda en eso.
-“Usté” quiere perjudicarme, pero no me voy a dejar.
-No, güerito, compré pocos y volaron.
-No, usté especula con el limón, yo escucho el Quién es Quién en los Precios y allí no han dicho nada del limón.
-Pos los de Abastos no ven esa chingadera y el limón cuesta lo que cuesta.
-Por “conservas” y aspiracionistas como usted, muchos votamos por un cambio y ganamos ¿eh? ¡Ganamos!
-¿Y eso qué tiene que ver con el limón, joven? Yo nomás le digo lo que cuesta. ¿Los va a querer o no? Ya hasta se los preparé…
-No, usted tiene que darme los tacos con limón, es su obligación, y si no le presentaré un proyecto para que usted ahorre miles de pesos que está dilapidando en su sueldo, pero no en los sueldos de los de abajo, del que lava los platos, de la meserita.
-Oiga paisano, yo solo vendo tacos, si quiere un chingo de limones pague lo que cuestan, a mi no me alcanza.
-¿Paisano? Es por mi color de piel, ¿verdad? Ustedes los whithexicans perdieron sus privilegios y quieren recuperarlos…
-A ver… ¿Va a querer sus tacos así con lo que nos alcanza o no los va a querer?
-¡Convocaré a todos sus clientes para que no le compren por aspiracionista!
-Si no quiere los tacos, ta bien, ¡que le vaya bien!
-No, no me puede hablar así, ¡convocaré a que la gente compre mis limones para demostrarle que sí se puede!
-¡Ok, ok. Ahí están sus tacos, si quiere lléveselos, cómaselos o haga lo que quiera, ya, son suyos, no hay fijón.
-¿Cómo que no hay fijón? ¡Le exijo una explicación por esa mirada irrespetuosa a mi y a mis tacos sin limón!
-¡Ah, que la chin…! Haga lo que quiera.
-¡Haré una consulta con los vecinos para que le cierren el changarro y lo saquen de aquí, ya verá, “orita” vuelvo!
*Don Lorenzo, ya deje que se vaya ese viejillo y sírvame otros dos tacos de sesos, de esos que tiene muchos.
Celso Mariño
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