¿Quién por encima del Supremo Gobierno? Nadie. ¿A la par? Tampoco.
¿Quién por abajo? La Subprema Corte y Confección de trajes a la medida del monarca y el Honorable Cajero Automático de Unión. Así de fácil y simple era la vida institucional en un lejano pero extinto país tropical de cuyo nombre no me quiero acordar pero que era gobernado por un empeñoso líder que admiraba a cierto dictador italiano.
Para Amlicare no había contrapesos ni problema grande, él tenía todo el poder constitucional y metaconstitucional en todas las áreas de gobierno, de la política electoral y hasta en lo moral.
¿Que el Pequeño Mussolini quería entrometerse en las elecciones? ¡No hay problema! Podía inventar una encuesta patito a la par de las campañas y pasaba porque pasaba, porque hasta los magisastres de la Subprema Corte le temían a sus viscerales reacciones: linchamientos mediáticos, fiscales o hasta judiciales.
¿Que se acabó los ahorros que le habían dejado sus corruptazos pero precavidos antecesores? ¿Que necesita más dinero para su clientela electoral y sus Chalecos Tintos (¡nada que ver con los Camisas Negras, eh!)?
¡Tampoco hay problema, porque al H. Cajero Automático de la Unión basta con que le teclee la cantidad que sea, que para eso está. ¿Qué antes había límite de retiros, que había dinero inaccesible en cuentas a previsión? Ya no es así ¡Para eso nos transformamos, qué caray!
Así, el H. Cajero de la Unión hacía mucho ruido, pero sacaba el efectivo: lo tomaba de fideicomisos, de cuentas etiquetadas, de presupuestos sanitarios, recortando insumos de áreas estratégicas… de donde fuera para complacerlo.
“El (gobierno) es una gran movilización de fuerzas materiales y morales. ¿Qué se propone? Lo decimos sin falsas modestias: gobernar la nación. ¿De qué modo? Del modo necesario para asegurar la grandeza moral y material del pueblo (…) Hablemos francamente: no importa el modo concretamente, no es antitético, sino más bien convergente con el programa socialista, sobre todo con lo relacionado con la reorganización técnica, administrativa y política de nuestro país”. Benito Amilcare Andrea Mussolini, 1921. Hace casi un siglo. ¿Le suena?.