Hoy, querida lectora, lector, es un día muy especial porque quiero distinguir a una gran parte de mi país.
A ti que creíste:
Que se acabaría la corrupción en México el 1 de diciembre del 2018.
Que se rescataría a Pemex.
Que ya no habría tratados internacionales ni recortes neoliberales al presupuesto federal.
Que ya no iba a haber una familia presidencial protagónica y superflua.
Que se respetaría la autonomía de instituciones como el INE, la Suprema Corte y órganos de fiscalización.
Que se iba a invitar a las personas más capacitadas y aptas a los principales puestos del Gobierno central.
Que se impulsaría la investigación científica y tecnológica en México.
Que no iba a haber despidos de servidores públicos de base, de los que sí trabajan.
Que ya no iba a haber escándalos por ocultar millonarias fortunas, empresas y bienes de colaboradores presidenciales.
Que se respetaría la soberanía de los pueblos hermanos de América Latina.
Que se tendría como nunca una postura recia, digna y productiva con el gigante del Continente.
Que iban a caer peces gordos del sindicalismo y ya no se tolerarían los excesos y vidas de jeque de los líderes de gremios.
Que iba a haber seguridad pública y un estado de Derecho en el País.
Que no aumentarían los homicidios, y que se iba a perseguir a los grandes cárteles de la droga.
Que ya no iba a haber cobro de plaza o de “seguridad” en México.
Que se iban a detener y aplicar justicia contra los sicarios causantes de miles de asesinatos.
Que ya se iba a poner mayor atención, esclarecer y reducir el número de personas desaparecidas.
Que se priorizaría la salud pública sobre el despilfarro en deportes fifís.
Que se respetarían como nunca la libertad de expresión, el derecho a la información y a disentir
Que se acabarían los montajes en funciones mañaneras.
Que aumentarían los apoyos a las madres trabajadoras o solteras.
Que se generarían más empleos.
Sí, tú que creíste todo esto:
Disfruta hoy tu santa, pero grave inocencia.