Política

Felicidad inflacionaria

Los indicadores macroeconómicos dicen mucho para pocos, pero nada para la mayoría.

Si el índice de precios al consumidor en México rebasó ya los rangos que tenía el Banco de México a tasa anualizada y ahora estiman suba 4.67 por ciento anual, por ejemplo, suena –para muchos de nosotros- como un dato propio de un insulso mensajito informativo de los que nadie pide pero todos recibimos en nuestro teléfono celular –mensajitos, que, caraja sea la cosa ¡no se pueden cancelar!-.

En el día día la mayoría de nosotros, simples entes causantes de impuestos, no consumimos todo –pero tampoco solo- lo que el INEGI o el Banco de México toman como productos referencia para calcular la inflación.

(Por cierto, siempre he querido conocer al cuate que compra la canasta básica: ¿No le enfadara comer siempre lo mismo?, ¿no cambiará un día la mermelada por Nutella o la leche por una caguama? Ok, olvidémonos del autómata de gustos perennes).

Si la inflación en México no nos importa y creemos que es un indicador neoliberal, de “nuestros adversarios” y que mejor hay que medir la felicidad está usted en tooodo su derecho, pero…

Le propongo el siguiente ejercicio: ¿Cuánto gastaba en su despensa semanal, quincenal o mensual hace un año? ¿Cuánto destinaba a sus principales gastos antes de la pandemia? ¿Y ahora, cuánto necesita para adquirir lo mismo?

Seguramente ya se había dado cuenta -y lo ha sufrido-, pero quizá no hemos puesto sobre la mesa el panorama completo y lo que viene: no solo ha subido la gasolina de tres a cuatro pesos por litro y el gas en casi un 20%, sino que las alzas ya son constantes.

Mi “ex” –hablo de mi ex canasta básica- incluía un sustituto de leche que en ocho meses subió 135%; cereal que subió entre 5 y 8%, artículos de aseo personal que se encarecieron entre 3 y 10 pesos y así la mayoría de mis compras.

El problema no es buscar ser felices, sino ignorar la realidad; el problema es que ésta situación precariza a la inmensa mayoría de nosotros.

Pongámosle atención a la inflación aunque sea solo cuando regresamos del tianguis, del supermercado o damos “tarjetazo” en línea. Hacerlo ahora puede convertirse en una llamada a tiempo para nosotros y para México.


Celso Mariño

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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