Puede parecer un contrasentido hablar de esto en vísperas del 14 de febrero, Día de San Valentín, del Amor y la Amistad, pero así como es importante saberse querida o querido, también debe serlo el saberse desengañado.
Este próximo 27 de febrero se cumplirá el primer año desde que se confirmó el primer caso (oficial) de coronavirus en México; ya son 12 largos meses que bien podrían llamarse la catastrófica noche mexicana.
Sin calificarlo más han sido 12 meses de un manejo de la pandemia que ha colocado a México en el tercer lugar mundial en número absolutos de muertes, también estamos entre los primeros por tasa de letalidad y de los últimos lugares en vacunación entre las economías más grandes del mundo.
Pese a lo dicho por los gerentes de la pandemia, el virus no debió tomar desprevenido a México: tuvimos casi dos meses para prepararnos y seguir las mejores prácticas de países asiáticos. Tampoco tomó por sorpresa a las leyes que ya tenían previsto cómo actuar en estos casos, por ello desde la Constitución Política y leyes secundarias se dicta que en casos de epidemia se convoque al Consejo de Salubridad General para que maneje la situación.
Sabemos que este Consejo no opera porque le “cedió” la definición de lineamientos y la operación a la voluntad de unos cuantos burócratas de bata virgen. No sé por qué se me vino a la cabeza otro ordenamiento: el Código Penal Federal en el Título Tercero sobre Delitos Contra la Humanidad y específicamente en el Capítulo Segundo.
“Artículo 149-bis. Comete el delito de genocidio el que con el propósito de destruir, total o parcialmente a uno o más grupos nacionales (…) perpetrase por cualquier medio, delitos contra la vida de miembros de aquellos (…) Por tal delito se impondrán de veinte a cuarenta años de prisión (…)”.
Seguramente nada tiene que ver una cosa con la otra ni sabemos si hubo intención o no, pero cualquiera se preguntaría por qué desde el principio se desaconsejaron una serie de prácticas básicas de salud pública para enfrentar la covid-19 como el uso de cubrebocas y la aplicación de pruebas, y por qué llegamos a esta situación de tragedia nacional con 172 mil 557 mexicanos muertos. ¿Por qué?