Federico Ramírez acaba de publicar el libro Secretos del clandestinaje: las vidas que alumbraron el levantamiento zapatista, que aparece cerca del 40 aniversario de la fundación del EZLN, poco antes de cumplir 30 años el levantamiento en Chiapas. La portada reproduce la foto de dos guerrilleros, ambos armados, un hombre y una mujer, él con tres estrellas rojas en el pecho, ella con un paliacate alrededor del cuello. El periodista Andrés Becerril, quien ha dedicado varios de sus artículos al desarrollo del EZLN, los identifica en la reseña que publicó en Excélsior: el comandante Rodrigo y su mujer, la compañera Gabriela.
El libro, escrito como novela, está basado en la vida en la clandestinidad de Federico Ramírez, el comandante Rodrigo, segundo en el mando del EZLN hasta 1993, cuando fue marginado de la organización por el subcomandante Marcos. Ramírez fue reclutado por las Fuerzas de Liberación Nacional, las FLN, en junio de 1973, ocho meses antes del golpe que su organización sufrió en Nepantla, donde murió una de las personas a las que le dedica el libro, Dení Prieto. Más tarde, en febrero de 1975, él mismo sobrevivió a un enfrentamiento con el Ejército en Tabasco, donde perdió la vida otra de las personas a las que le dedica el libro, Julieta Glockner. Con el paso de los años encabezó la red del Centro y, más tarde, en 1980, la red del Sureste, que tenía su base de operaciones en San Cristóbal de Las Casas. Trabajó por un tiempo, con el apoyo de una organización vinculada con la diócesis, entre los tzotziles de Huitiupán y Sabanilla, por lo que conocía su lengua, a diferencia de la mayoría de los dirigentes de las FLN. Daba pláticas de marxismo en las casas de seguridad de los rebeldes. Era admirado por los indígenas de las Cañadas de la Selva Lacandona que fundaron, en noviembre de 1983, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Rodrigo estaba al mando de la guerrilla, tras el comandante Germán. En 1985 redactó el Reglamento insurgente del EZLN. En 1986 participó en el Primer Encuentro Obrero-Campesino de las FLN, celebrado en las Cañadas. “La clase obrera desempeña el papel principal en la revolución socialista”, escribió en el periódico del movimiento, Nepantla. Sus actividades estaban concentradas en la Ciudad de México, aunque viajaba con frecuencia, con Gabriela, a los campamentos que tenían los zapatistas en la Selva. Junto con sus actividades en las FLN, Gabriela coordinaba la carrera de diseño de la comunicación en la Universidad Autónoma Metropolitana, donde reclutó, a fines de los setenta, a quien sería el artífice del EZLN: Marcos.
El libro narra en detalle la reunión que, en enero de 1993, tuvo lugar en el ejido Prado, en la cañada de Patihuitz. El EZLN tomó ahí la decisión de declarar la guerra a los enemigos del pueblo. Rodrigo la rechazaba, Marcos la favorecía. El comandante le dijo así, ahí, al subcomandante: “Protagonizarás una rebelión indígena, campesina. Su encanto… y su límite (…) Tu llamado no moverá a la clase obrera, la clase sin la cual no hay revolución posible, la clase a la que pretendemos organizar quienes vemos en la vanguardia un partido de trabajadores”. Rodrigo perdió la partida. El libro termina poco antes del levantamiento de 1994.