El reciente anuncio del PRI de que, igual que panistas y perredistas, votará en contra de la reforma eléctrica presentada por el presidente López Obrador podría haber sido signo suficiente de que, de sostenerse en su decisión, no hay manera de que el cambio constitucional tenga futuro legal.
El anuncio tuvo que ver, entre otras cosas, con la cerrazón de los diputados de Morena para, obedeciendo al Presidente, no cambiar ni una coma a la reforma. Sin algunos votos de esos tres partidos no hay manera de alcanzar los necesarios.
Aun así, podemos esperar que la campaña del morenismo continúe.
Hoy mismo estarán en el Monumento a la Revolución para apoyar “la reforma eléctrica del Presidente”, para citar a Claudia Sheinbaum.
Será también difícil que la reforma electoral anunciada alcance los votos. Creo que la de la Guardia Nacional tiene más oportunidad. Nada de eso, sin embargo, importa demasiado.
Desde que la anunció el año pasado he pensado, y así lo he escrito, que la propuesta de reforma es, sobre todo, una causa. Una causa que, según él, le permite movilizar seguidores, porque es así como entiende la política el Presidente, como movilización.
En este caso además acomodaron los tiempos para juntarla con la revocación de mandato, qué mejor.
Pero en último caso lo que importa es la épica. El fracaso de la iniciativa eléctrica y, cuando suceda, la electoral, sirve al Presidente y a los aspirantes a sucederlo o complacerlo para marcar como neoliberales, salinistas y demás etcéteras a quienes la hayan frenado, es decir, la oposición.
Esa misma decisión de no cambiar nada en la iniciativa ha hecho perder la paciencia al gobierno estadunidense, que comenzó el año siendo diplomático y ahora está en los términos que describió Katherine Tai, la representante comercial en su carta a Tatiana Clouthier: “Desafortunadamente, aunque hemos tratado de ser constructivos con el gobierno de México al abordar estas preocupaciones, no ha habido cambios. Las empresas estadunidenses continúan enfrentando un trato arbitrario y más de 10 mil millones de dólares en inversiones estadunidenses en México, la mayoría en instalaciones de energía renovable, se encuentran en riesgo ahora más que nunca”.
Hoy todo indica que no habrá reforma eléctrica, al menos como está, pero la respuesta a los estadunidense se añadirá a la narrativa épica del Presidente y Morena. Como anillo al dedo.
@puigcarlos