Aquellos que se dicen los representantes de la “nueva política” han elegido para candidato a la Presidencia de la República a un político profesional —a eso se ha dedicado toda su vida— que se paseó por tres partidos (PRD, PRI Y Nueva Alianza) antes de encontrar al que ahora representa todo lo que —dice— él siempre deseó y donde está —repite una y otra vez— el futuro del país. Suerte. Arráaancate, Jorge, como se dicen entre ellos.
Tenemos una larga y variada lista de modalidades de destape de candidatos para varios puestos en nuestra historia, pero el “destape” del ahora candidato de Movimiento Ciudadano supera cualquier cosa. Vale la pena leer el texto de Salvador Camarena en El País, que lo describe con precisión.
El máximo logró de MC son siete puntos en una elección federal. Es cierto, gobiernan dos estados que importan, pero poco más, si es que algo.
Y en uno están en problemas a juzgar por lo escrito ayer por Enrique Alfaro, gobernador de Jalisco y, por mucho y por años, la figura política más importante del partido: “Quienes usan la idea de lo nuevo para disfrazar lo absurdo, los que nos metieron en el callejón de la banalidad, el callejón de la no política, no son los líderes de este proyecto ni mucho menos del movimiento social que construimos en Jalisco”.
No va a estar sencilla la campaña para Álvarez Máynez. Arranca de manera tardía, con poco conocimiento nacional y con estructuras más bien débiles en los estados en que MC existe. Eso sí, en estos tiempos no duden que pronto veremos encuestas —no se rían— que lo ponen a dos puntos de Claudia Sheinbaum, es lo de hoy.
La responsabilidad, sin embargo, no es del flamante candidato, o solo una parte; y de hecho con una campaña decente y unos cuatro puntitos en junio podría quedarse —él y su grupo— con el partido. La verdadera responsabilidad es de Dante Delgado.
Por meses jugó en secreto —no le contó ni a los más cercanos— para intentar traer a Marcelo Ebrard a la candidatura mientras el Presidente animaba a Samuel García, que rebasó a su líder por la derecha y causó el desastre decembrino.
Y no se le vio muy entusiasmado con su nuevo candidato. Ni un tequilita se echó. En fin, tal vez es hora en MC para hacer de verdad nueva política.
La de Dante, vieja como aquel PRI en el que se formó, está cerca de apagar unas siglas naranja, fosfo-fosfo.