Hay un aspecto que, por desgracia, es casi normal, que hemos visto en otras transiciones entre gobiernos estatales cuando no son del mismo partido o el mismo grupo político: el aumento de la inseguridad y la violencia.
Cuando digo que es casi normal, me refiero a que las jefaturas salientes de grupos policiacos tenían armados sus clanes, sus mafias, ejercían ciertos controles en ciertas áreas o frente a ciertos grupos beneficiando a otras. Algo así sucedió en CdMx en diciembre, y aunque enero y febrero volvieron a tener incidencias similares a las del año pasado, todo indica que desde entonces otra vez van para arriba.
Por ejemplo, entre enero y noviembre del año pasado ningún mes llegó a los 200 homicidios. Diciembre de 2018 y marzo de 2019 ya estuvieron por encima. No tenemos datos de abril, pero si uno mira —con todos los peros que se han mencionado sobre esa cifra— el reporte de incidencia diaria que se le presenta al Presidente a las 6 de la mañana dice que, en los últimos cuatro días, por ejemplo, hubo 34 homicidios.
Ya a finales de marzo, en el Congreso de CdMx, el secretario de Seguridad, Jesús Orta, había dicho que delitos como robo a bordo de taxi, a transeúnte, y en el Metro habían aumentado significativamente desde diciembre, en el primer caso hasta 60 por ciento.
La misma Claudia Sheinbaum dijo hace un par de semanas que se había encontrado, por ejemplo, que el número de policías que se supone existían no era, que la ciudad necesitaba más y que por eso, en ciertas áreas “perimetrales”, dijo, se requeriría de la Guardia Nacional.
Sheinbaum ha dicho varias veces que la seguridad es la más intensa de las demandas de la ciudadanía, ya golpeada por los últimos años de aumento en los delitos; en la Procuraduría General de Justicia local hay un ambicioso plan de reestructuración en la transición hacia una fiscalía autónoma, pero eso no estará pronto, no tan pronto como la situación podría descomponerse.
Más allá de combatir la corrupción y juntarse temprano, no queda claro cuál es el plan estratégico, lo nuevo para combatir un fenómeno que, sin estar exento de lo que pasa en el país, tiene sus propias características y no parece ceder.
@puigcarlos