El 7 de julio de 2006, cuando en México se discutía la elección más cerrada de la historia entre Felipe Calderón y Andrés Manuel López Obrador, el entonces presidente español llamó a Calderón para felicitarlo.
Esa llamada desató reclamos del PRD, el entonces partido del hoy Presidente, y se organizaron algunas protestas frente a la embajada española en México.
Ese día Calderón recibió también las llamadas de los presidentes George W. Bush y Álvaro Uribe. Pero España la gobernaba un partido de izquierda.
Semanas después, Rodríguez Zapatero hizo declaraciones sobre las cada vez mayores movilizaciones de protesta por la elección que ofendieron aún más a López Obrador y su partido, que respondió así: “El mandatario español se equivoca al señalar que las movilizaciones de protesta que encabezó la coalición 'Por el bien de todos' y su candidato a la Presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador, se realizaron por no aceptar las reglas de la democracia”. Agregaron que habían informado “sistemática y cotidianamente” a la dirección nacional del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) sobre la situación política en México, nuestros argumentos, razones y pruebas para impugnar los resultados oficiales de las elecciones y sus actividades. “Por ello lamentamos mucho que el presidente de España no haya tenido información suficiente o, aun teniéndola, no la haya considerado para verter dichos comentarios”.
Catorce años después, cuando le preguntaron al Presidente por qué no felicitaba a Joseph Biden después de la elección estadunidense, respondió: “No puedo decir felicito a un candidato, felicito al otro, porque quiero esperar a que termine el proceso electoral. Nosotros padecimos mucho de las cargadas, de cuando nos robaron una de las veces la Presidencia y todavía no se terminaban de contar los votos y algunos gobiernos extranjeros estaban reconociendo a los que se declararon ganadores. Eso fue lo que pasó en 2006, todavía no había un cómputo legal y el presidente de España, José Luis Rodríguez Zapatero, ya estaba felicitando a Calderón”.
Contra ningún país ha cargado el Presidente como con España. La petición de perdón, el constante reclamo a las empresas, el embajador propuesto, ahora la “pausa”.
Le gusta repetir al Presidente que no es rencoroso, pero también insiste en que no olvida. ¿Será que es 2006? Una duda razonable.
Carlos Puig
@puigcarlos