Política

Adán Augusto: Saber perder

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El poder marea. Así ha sido siempre.

El nombramiento, el puesto, la oficina, los ayudantes, los elogios inacabables, los subalternos convertidos en sirvientes. Debe ser difícil aguantar todo eso sin marearse, sin perder la cabeza. No hay Vontrol que alcance. Lo hemos visto una y otra vez.

Tal vez lo que importa es cómo se actúa cuando se toca tierra. Cuando sucede lo inevitable, que todo aquello, los elogios, porras, aplausos, aparato, se termina porque era nada más por interés de los aplaudidores que ya encontraron a alguien más a quien elogiar.

Adán Augusto López Hernández llegó a la política nacional después de una carrera política en varios cargos en su natal Tabasco y algunos en el Legislativo federal representando a su estado para después llegar a la gubernatura. López Hernández creció con y de la mano de López Obrador, su cercano hace mucho.

Su llegada al gobierno federal después de las elecciones en 2021 vino acompañada de la salida de Julio Scherer de la Consejería Jurídica, esa fue la clave. Más allá de los encargos formales de la Secretaría de Gobernación, a Adán Augusto le encargaron en Palacio Nacional la operación silenciosa que por años había hecho Scherer para el Presidente. Esa especie de puerta trasera, discreta, eficaz, para arreglar asuntos con el gobierno. Sus buenas maneras y, dicen, eficiencia le ganaron las sonrisas y agradecimientos de empresarios, líderes obreros, organizaciones, políticos de otros colores. Algo similar sucedió con gobernadores de todas las siglas y con varios legisladores. Adán Augusto creyó que ese cariño era para él o por él y decidió, por qué no, competir por la candidatura de Morena para la Presidencia.

Llenó —bueno, le llenaron— plazas, hizo viajes, espectaculares, portadas de revistas —no se rían—, más viajes y más espectaculares. Al final: cuarto lugar, 10 por ciento de las preferencias. Pues sí. Su “poder” no era tan suyo.

Todavía Claudia Sheinbaum tuvo el detalle o la ironía de nombrarlo, con Ricardo Monreal, coordinador de campaña. Sí, claro.

Adán Augusto desapareció. La semana pasada visitó al Presidente, que dijo que su “hermano” regresaría a Tabasco con su familia a otros proyectos.

Este fin de semana en Tabasco, Sheinbaum hizo un reconocimiento a Adán Augusto que, dijo, sigue en el movimiento y “nos está ayudando”.

El mencionado no estaba ahí.

Es cierto que no supo entender de quién era el poder que ostentó un par de años, pero sí supo perder. No como otros.


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Carlos Puig
  • Carlos Puig
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  • Periodista. Notivox TV, Notivox Diario y digital, de lunes a viernes. Escucho asicomosuena.mx todo el tiempo.
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