Las guerras del Siglo XXI serán, primordialmente, cibernéticas. Más impredecibles, en su mayoría anónimas y con un poder de destrucción igual -o aún mayor- que las guerras con armas convencionales (The power of crisis, 2022). Estas guerras ya comenzaron y son comunes, por más que los países, como México, insistan en minimizarlas.
En 2015, un ciberataque a diversas centrales eléctricas en Ucrania, muy probablemente lanzado desde Rusia, dejó a 80 mil personas sin electricidad durante seis horas en pleno invierno; los impactos sociales y económicos fueron altísimos. En 2017, 16 hospitales de Reino Unido quedaron paralizados debido al hackeo de sus sistemas; tuvieron que cancelar citas y todos los servicios de emergencia. En 2020, el ciberataque a un hospital alemán causó la muerte de una persona que estaba en cuidados intensivos. La lista es muy larga.
Las guerras cibernéticas son asunto de “seguridad nacional”, sí, pero también cada vez deben preocupar más a las empresas y a las personas. Todos somos vulnerables. En México no nos hemos tomado este riesgo en serio, hasta ahora.
Los ciberataques han aumentado dramáticamente en nuestro país en los últimos cinco años; 6 de cada 10 hackeos en América Latina suceden en México. Somos un paraíso para los hackers.
El hackeo a los servidores de la Sedena, de donde sustrajeron 24 millones de documentos confidenciales sin que nadie de “la inteligencia militar” lo notara, es solo un ejemplo -y un mensaje- sobre el poder disruptivo de este tipo de ataques.
En México no estamos ni remotamente preparados para hacer frente a este problema; estamos totalmente expuestos. Mientras que EEUU, por ejemplo, invierte hasta15 mil millones de dólares al año en protección cibernética, en nuestro país la Estrategia Nacional de Ciberseguridad, creada en 2017, ha sido ignorada por el actual Gobierno Federal. No hay programas concretos, ni presupuesto etiquetado para atender las necesidades de ciberseguridad.
El ataque más visible hasta el momento ha sido el de la Sedena, pero no será el último. ¿Qué estamos esperando para actuar? ¿Un ataque a los sistemas de control de los aeropuertos civiles? ¿A la CFE o al IMSS?
Iván MorenoTwitter: @carlosivanmoren