En un artículo que publiqué hace algunos meses en este mismo espacio, reflexioné acerca de los ponderables de la innovación y el desarrollo para la productividad, la salud y la economía, entre otros. Señalé que con las nuevas tecnologías, concretamente el microchip y el internet, se había emprendido la consolidación de nuestra actual era digital. Esta revolución ha abierto ventanas de oportunidad, pero cierto es que, de igual modo, ha supuesto retos y desafíos que no deben ignorarse.
En la sociedad de la información se han acortado tiempos, sí; se ha contribuido a mejorar nuestra efectividad en términos de respuesta y soluciones, también; y, asimismo, se ha incrementado nuestro conocimiento y el ingreso virtual a espacios públicos, sin importar distancia o dimensión. Dichas bondades, sin duda numerosas, están formando en nuestras sociedades una "cultura de la inmediatez". Me explico. El poder que brinda el acceso a la información, desde cualquier parte del mundo y en tiempo real, de una manera veloz y asequible, es un fenómeno que está influyendo sobre las relaciones interpersonales, en el sentido de atención, diálogo, socialización y hábitos. Se trata de un efecto que se resiente también en lo individual, pues puede modificar los niveles de paciencia, concentración, interés, perseverancia y desempeño.
La era digital, sin duda, ha permitido que nuestras habilidades se potencien y podamos realizar actividades de forma simultánea, lo cual, a su vez, genera una consecuencia en nuestro trato con otras personas que no están en el mismo "mundo digital"; creando, inconscientemente una forma de relación social, que de manera selectiva establece nuevas posibilidades de vinculación o comunicación. Por otra parte, tiende a impactar sobre la paciencia y el rendimiento, pues la necesidad de obtener respuestas fáciles y rápidas, ha menguado la capacidad de espera y de construcción de juicios críticos, así como de proyectos de mediano y largo plazo. Al no conseguirlo, suele derivar en episodios de ansiedad y estrés, que poco contribuyen a un desarrollo personal integral. No por nada Sir Isaac Newton reconoció a la "paciencia" como el descubrimiento más invaluable.
Es importante, entonces, contribuir a la sensibilización de las generaciones futuras y a quienes estamos expuestos a las influencias de las nuevas tecnologías, para lograr una combinación armónica y equilibrada entre sentido humano y beneficio digital. Su reto es que el uso de las herramientas tecnológicas y el alcance práctico y casi sin limitaciones a toda clase de información, debe ser para contribuir al fortalecimiento de nuestros valores más elevados, como la solidaridad, la convivencia, la colaboración y el esfuerzo.