El Covid-19 es una pandemia que ha dejado detrás un sinfín de situaciones que permanecen ocultas a la vista general, pero que de forma anónima continúan carcomiendo y destruyendo, aún más, a nuestro golpeado país.
En estos 18 meses que llevamos conviviendo con este virus, la información se ha centrado en los contagios, el número de fallecidos y las formas de contrarrestar este terrible mal.
Las desgracias que esta enfermedad ha dejado en nuestra sociedad, van más allá de lo que estas terribles cifras nos muestran.
Nuestros niños, se han convertido en una estadística más, que no hemos atendido y que día con día sufre los estragos de este monstruo de mil caras llamado Covid-19.
Un reciente estudio de la prestigiada revista médica The Lancet, efectuado en los 21 países más golpeados por la pandemia, asegura que, entre marzo del 2020 y abril del 2021, aproximadamente 1,134,000 menores de edad, perdieron a su padre o tutor.
Esta cifra, aumenta 400,000 niños más, cuando se considera a niños que sufrieron además de la pérdida de algún abuelo, tío o tutor secundario. Todos a causa del COVID-19.
Cuando hablamos de México, The Lancet señala a nuestro país, como la nación donde se tiene el mayor número de huérfanos de padre o madre, con una cifra de 131,125 niños, siendo también la región donde existe el mayor número de casos en los cuáles perdieron la vida ambos padres.
Al día de hoy, no sabemos qué va a pasar con ellos, ni siquiera si sus casos están siendo atendidos.
No existen políticas públicas, ni datos oficiales que ayuden a salvaguardar el futuro de todos estos infantes desprotegidos.
Sumado a esta desgarradora noticia, el gobierno mexicano acaba de presentar los números oficiales referentes a la violencia intrafamiliar.
Las condiciones de confinamiento, movilidad e incremento radical de la pobreza, han ocasionado que la violencia contra los infantes haya aumentado en este 2021 en un 24%, con respecto al año anterior, contabilizándose casi 130 mil casos en investigación, ocurriendo el 75% de los mismos dentro de las paredes del hogar.
Por otro lado, la tasa de suicidio entre menores de edad, considerando en este conteo a niños entre los 6 y los 14 años aumento en 12% llegando a un máximo histórico, teniendo su pico de suicidios concentrado entre los 10 y los 14 años, con casi el 40% del total.
Y las pésimas noticias no terminan aquí, en el 2020, la tercera causa de muerte para niños entre 1 y 14 años de edad y la sexta para las niñas, fue el homicidio.
En tanto que, si nos referimos a la defunción de adolescentes entre 15 y 17 años, es escalofriante saber que la principal causa es precisamente el homicidio.
La niñez mexicana, esta desatendida y sufriendo en silencio.
Hay muchos infantes que, al día de hoy, tienen que lidiar con la muerte de un ser querido, la responsabilidad económica y moral de la familia o la violencia desmedida de nuestro país, debemos hacer algo y apoyarlos.
El monstruo de este virus se está llevando la infancia de nuestros niños, ha callado sus voces y frenado sus alegrías y ahora se encuentra ahogando sus gritos de ayuda.
Gritos que se pierden ante una sociedad y gobierno que parecen no querer escucharlos.