El ejercicio propuesto para la revocación de mandato ha levantado muchos comentarios tanto a favor como en contra.
Algunos piensan que lo mejor es participar y ejercer nuestro derecho a decidir si un gobierno debe seguir o no, otros tantos piensan que este ejercicio es simplemente una cortina de humo más de esta administración, con la finalidad de mantener en las urnas y dentro de procesos electorales en seis estados de nuestro país a nuestro popular presidente.
El ejercicio, sin embargo, requiere de una copiosa participación para que pueda ser válido, aquí es donde cabría la pena preguntarse para qué diablos va a servir en realidad que seamos llamados a efectuar este ejercicio tan costoso y en el que sabemos que independientemente del resultado, no será válido y además será desechado por el Presidente si no le favorece o será engrandecido si sucede lo contrario.
López Obrador ha sufrido en las últimas semanas el proceso más crítico y cuestionado de su gobierno, aunado a la crisis sanitaria o la falta de medicamentos, se ha encontrado con una serie de situaciones que lo han evidenciado como un simple político más que practica el nepotismo y la corrupción a todo lo que da.
Estos tres años en los que ha emprendido una campaña de desprestigio contra conservadores le ha reventado en la cara, el asunto de la casa gris de su hijo y los múltiples señalamientos de corrupción de su equipo primario lo tienen por primera vez en el sexenio con una caída en las preferencias de la gente.
Claro no es una caída para preocuparse, dada su popularidad, pero es un bajón en las preferencias que ha sido producto del descontrol, el arranque, el enojo y el coraje que nuestro mandamás ha evidenciado cada vez que es cuestionado por estos actos.
Por otro lado, las magnificentes obras que tanto pregona, como el nuevo aeropuerto de santa lucia, evidencian la falta de capacidad y criterio del gobierno federal, un aeropuerto que salió más caro que el original y que es diez veces más pequeño.
La crisis de violencia que se agudiza en el país, en donde no ha podido ni ha sabido o no ha querido entrar con una estrategia clara de contención, nos tienen sumidos en los años más violentos de nuestra historia.
Esto es pues el gobierno federal y sus resultados, pero esto no se va a arreglar con un ejercicio de revocación o popularidad.
López Obrador debe quedarse y hacerle frente a la enorme cantidad de problemas que nuestro país arrastra y a los cuales el se ha encargado de demeritar, es tiempo ya de gobernar y dejarse de marrullerías y peleas sin sentido.
Espero que nuestro presidente entienda que debe actuar como tal, si no, su legado será simplemente el de un personaje y candidato popular que nunca entendió que gobernaba un país.
