Como si estuviéramos en cualquier escena de un churro novelero organizado por Epigmenio Ibarra; el día de ayer, un dizque periodista, sin importarle lo más mínimo su dignidad, se le ocurrió leer o mal leer, porque ni siquiera eso supo hacer, una nota preparada la cual cito a continuación:
"Usted (AMLO), será recordado como el rayo de luz de la esperanza de un pueblo surgido de la pauperización extrema".
Habíamos escuchado cosas ridículas, bueno hasta Benito Bodoque se apareció alguna vez en la mañanera, pero escuchar este tipo de comentarios lo único que hace es alimentar el ego de nuestro humilde Presidente.
No se puede hacer gran cosa cuando tu rayito de esperanza jura proteger y cumplir la constitución y al momento con sus actos la intenta transgredir.
López Obrador, una vez más, nos demuestra con sus actos, que lo único que le interesa es extender su influencia de poder absoluto, despotricando contra las instituciones e incitando a la polarización y el descrédito de todos aquellos que no piensan como él y que denomina como conservadores o enemigos.
Desde su tribuna mañanera ataca a periodistas, expresidentes, artistas, deportistas e instituciones, por el simple hecho de no hacer o acatar sus ocurrencias.
Es penoso y a la vez preocupante que cada vez que se cuestiona o bloquea alguna ley, reforma o capricho de nuestro tlatoani, se ponga en marcha una campaña de desprestigio, denostación y desprecio por aquellos que osaron contradecir a nuestro sensible Presidente.
Y es que, a nuestro mandamás, le encanta victimizarse para poner en marcha su red de apóstoles de la 4T que actúan como jauría embravecida en contra de aquel que osa contravenir los intereses del inquilino de palacio nacional.
No sé si existe algún término para acusar el bullying desde una silla presidencial, pero aquí en México hay muchos que sufren de bullying mañanero.
Además de sus berrinches, lo que más le gusta a López Obrador es mentir o mejor dicho le gusta realizar muchas afirmaciones no verdaderas.
La agencia SPIN, se ha dado a la encomienda de contabilizar el número de estas afirmaciones no verdaderas que se dicen en los eventos que él encabeza, llegando a contabilizarse desde el inició de su gestión, aproximadamente 50 mil afirmaciones no verdaderas o comprobables y seguramente seguirá haciéndolas bajo la tonta y por demás burlesca excusa de que él tiene otros datos.
A López Obrador no le importa su pueblo. Tal parece que sus políticas van encaminadas a incrementar el número de pobres en el país y de esta forma, utilizar los apoyos federales para emerger como un mesías en pro de los mismos pobres que él generó.
A todo esto, súmele la falta de empatía, palabra que tampoco conoce, lo que nos conduce a una persona egocéntrica y carente de afinidad.
AMLO no alcanza a entender que con la cantidad de votos que obtuvo podría ser recordado como un presidente transformacional.
Sin embargo, pasará a la historia como el Presidente que nunca se supo gobernar y que bajo su mandato se sucedió la peor crisis sanitaria y económica de nuestra historia.
Lo más preocupante es que todavía nos quedan algunos años por seguir aguantando a este rayito de esperanza.
