Cultura

¿Su flauta con todo?

Doña tifo” llega todos los días a las 10 a.m. a su misma esquina, el taxista que pasa por ella le cobra 30 pesos diarios, le ayuda a subir sus bolsas con moldes de plástico y demás utensilios, un tanque pequeño de gas, un comal y una sombrilla; prepara garnachas desde que era chiquilla, oficio que su madre le enseño como parte de una tradición familiar, ella platica ahora con sus nietas que de niña salía de la escuela y corría al puesto donde su mamá trabajaba, “antes todo era con carbón en anafre, nada de gas ni esas cosas”, la muerte temprana de su papá, del cual poco recuerdo tiene, obligó a su familia a tomar medidas radicales; proveniente de una familia numerosa, donde “doña tifo” ocupaba el último lugar, ella fue la única en terminar la primaria por deseo del hermano mayor, aunque solo fuera como deseo. Hoy Gertrudis Mora de Sánchez, el verdadero nombre de “doña tifo”, como la conocen los alumnos de la preparatoria donde monta su puesto, deleita a los que con ella se refugian.

La identidad femenina ha estado asociada a símbolos como la religiosidad y las actividades domésticas, es por eso por lo que la combinación de las monjas aunado a su dedicación por la gastronomía dio como resultado, por ejemplo, un platillo que hasta nuestros días es emblemático en nuestros hogares y ante el extranjero, el mole poblano, símbolo estatal en el estado de Puebla y también emblema en las festividades patrias como las del mes de septiembre.

Pero regresando con el tópico de lo femenino en la cocina popular mexicana encontramos puntos de contraste, como por ejemplo, siguiendo el rastro de las vendedoras de comida callejeras podemos remontarnos a las tamaleras de Tlatelolco, pasando por las que vendían sus alimentos a las afueras de las pulquerías novohispanas o en las fiestas religiosas como parte de las ferias, con el paso de los años, algunas se vieron en la necesidad de emigrar, ya fuera de adentro hacia afuera o viceversa, un ejemplo ya comentado, es común encontrar en los autobuses con ruta hacia la ciudad de México a mujeres con bultos y cajas que van a preparar quesadillas o tlacoyos a lugares como la plaza de Santo Domingo, siendo un servidor testigo ocular y degustador, que ya en el calor, en ocasiones, del anafre y de la plática llegamos a la conclusión de provenir de la misma ciudad.

Al final todos conocemos a una “doña tifo”, afuera de la escuela, la oficina, la colonia, etcétera, todos hemos caído rendidos ante sus suculentas tostadas, quesadillas, flautas y demás delicias, de igual manera muchos hemos padecido sus descuidos, desde un leve cólico hasta una enfermedad intestinal, al final todos con hambre buscamos o añoramos un puesto con olor a aceite quemado y fritanga que probar.

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Benjamín Ramírez
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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