Cultura

Alimento perdurable

De forma presurosa, Dolores saca de su mochila una pequeña lonchera. Acto seguido limpia la mesa del comedor y procede a colocar varios recipientes de plástico con diversos alimentos. Tardíamente se da cuenta que uno de esos moldes no cerró correctamente, lo que ocasionó que un poco de jugo de melón rebanado se chorreara por todas partes. Después de limpiar aquel embrollo se dispuso a tirar lo que no servía y consumir aquello que aún era rescatable. Mientras ingería un trozo de jícama bastante jugosa, se preguntaba cómo es que conservaban los alimentos en tiempos lejanos.

La acción de conservar un insumo por más tiempo es uno de los enigmas más grandes del ser humano. Desde la belleza hasta la comida, el objetivo ha transitado por distintos momentos, comenzando por adicionar “fórmulas mágicas”, como el caso de los alquimistas, hasta el encapsularlo con métodos químicos o físicos. Dicho deseo puede estar ligado a un recuerdo prehistórico, cuando los primeros homínidos sufrían para poder obtener alimentos, lo que les infundió la idea de abastecerse y desarrollar estrategias sobre sus provisiones para poder aprovecharlas por más tiempo.

Bajo este principio es que, según cuenta Jack Goody, en su obra Cocina, cuisine y clase, en el antiguo Egipto, específicamente durante la dinastía XX, aparece un documento que lleva por nombre Onomasticon de Amenhotep, en el que se buscó enlistar todo lo que existiese en el mundo. En este escrito se pueden leer más de cuarenta elementos referentes a la harina, de diversos granos. Del mismo modo, se enumeran y especifican variedades de pasteles, panes y tortas. Más adelante se hace un listado de bebidas, en el que destaca la cerveza y todos los granos y cereales con los que se elaboraba dicha bebida.

Con este antecedente se puede suponer que, la base de la alimentación de subsistencia, se parcializaba entre panes y bebidas fermentadas. En ambos casos las harinas eran la materia prima y, a su vez, los cereales. Lo que nos permite observar que, en ambos casos, panes y bebidas, la intención siempre fue darle mayor tiempo de vida útil a los cereales. El pan y la cerveza fueron el resultado de dichos procesos.

En varias ocasiones se puede pensar que el ser humano creó las técnicas para elaborar pan, cerveza, vino, queso, encurtidos, etcétera, porque le parecieron apetitosos, cuando la realidad pudo ser muy diferente. En la búsqueda de hacer rendir más los alimentos, se fueron adaptando sabores, texturas y formas en algo que fuera más apetitoso o menos repulsivo, hasta llegar a un sabor que, si bien no era el idóneo, al menos fuera tolerable. No podremos abordar en este espacio parte de las conclusiones de la obra de Jack Goody, pero sí podemos comentar que, a partir de la intención de conservar el alimento, nace la cocina y su distinción, que más tarde se convertiría en la actual gastronomía.


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Benjamín Ramírez
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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