La traición, el asesinato, la obsesión por usar el poder como una extensión de si mismo, Macbeth es la biografía de un tirano, y es la historia de muchos. La obra es una tragedia, es el drama de la ambición. Shakespeare la escribe con la libertad de su sabiduría para interpretar las pasiones humanas. Se la comisionó el Rey James I, que es el mismo que comisionó la famosa biblia del King James que es una traducción al inglés. Se dice que la adaptación, es decir la carga poética del texto es de Shakespeare.
El drama inicia con una visión que podía ser un sueño. Aparecen las Tres Brujas, y entre palabras cripticas, anuncian que la realidad no es lo que vemos “lo bello es feo, y feo es lo bello”. Flotantes en una nube putrefacta avisan que “Atraviesan el aire impuro” Ellas dicen que encontrarán a Macbeth en un páramo. Es decir, en tierra estéril de ese hombre no habrá descendencia, el poder por el poder no tiene más fruto que su insatisfacción.
Shakespeare para darnos la trasformación de Macbeth crea una escena en donde el Rey Duncan y sus soldados lo describen como un hombre valeroso y gran soldado. Lo eleva para que podamos presenciar la caída. La guerra es una presencia constante, es otro personaje. Macbeth y su amigo Banquo van caminando en el bosque y aparecen las Tres Brujas, que se dan la mano, danzan y lanzan un conjuro, y callan. Banquo las mira y no entiende cómo pueden estar ahí, y su horrible aspecto. Entonces sucede algo totalmente onírico, las brujas reconocen a Macbeth y lo saludan cada una, y le anuncian, que toda su vida va a cambiar, y como una amenaza, más que un buen augurio, sentencian “Salve Macbeth, tú serás rey”. Él se llena de miedo, lo que debería ser un gran aviso, viniendo de esos seres, lo trastorna. El mensajero es el mensaje.
Con la trama, Shakespeare describe la naturaleza del tirano. Basta una frase, que viene de tres seres probablemente irreales, para que él convierta las coincidencias en aciertos prefecticos, hará todo, para convertirlos en realidad, incluso, ser un asesino. El Rey Duncan llega a pasar la noche al castillo de Macbeth, va acompañado de sus hijos y soldados. La tragedia es que ya en ese momento el que fue descrito como un gran soldado, tomó el camino del tirano. Macbeth le dice a su esposa, Lady Macbeth, su visión de la Tres Brujas que y sus profecías. Es más que suficiente, la visión alcanza el rango de un hecho, y ella que comparte con su marido la ambición y la fe en los avisos de los hados, lo presiona para que sigan adelante.
Planean asesinar al Rey Duncan. Es el camino más rápido para ser rey, quitar la corona a otro rey. Es el trayecto del poder, se obtiene arrebatando a otro ese estatus, es una cadena, sobrevivió quien que tenga más ambición y menos escrúpulos. En esta tragedia onírica, la realidad es una tortuosa pesadilla. Al terminar los regímenes dictatoriales se vive como si millones de personas despertaran de una pesadilla colectiva. El tirano es un fantasma ahogado por sus miedos.