Comienza un nuevo año y con él, nuevos retos y desafíos que deberemos enfrentar con ánimos renovados y con la esperanza de que poco a poco comenzarán a restablecerse las cosas. Muchas familias han perdido seres queridos o los tienen hospitalizados; muchas personas han perdido sus empleos y muchas luchan por que sobrevivan sus negocios. A todas ellas expreso mi solidaridad.
De igual manera, a quienes laboran en el Poder Judicial de la Federación les reitero mi reconocimiento por su compromiso con la justicia. Su trabajo, su talento y su entrega han sido el sostén de la justicia federal durante estos tiempos convulsos. Lamento profundamente la pérdida de los servidores públicos que han fallecido. Mis condolencias para sus familias y mis deseos por la pronta recuperación de quienes atraviesan por la enfermedad.
De manera muy especial, manifiesto mi gratitud eterna a los profesionales de la medicina, enfermería, camilleros, afanadores, personal administrativo y a todos quienes trabajan en los centros de salud por su enorme esfuerzo y sacrificio para atender a la población, arriesgando su propia salud y su vida. Han trabajado incansablemente durante meses en condiciones extremas, librando una guerra contra un enemigo que no da tregua.
La llegada de las vacunas abre una luz de esperanza, pero pasará algún tiempo antes de que puedan comenzar a restablecerse las cosas. Este inicio de 2021 presenta aún enormes retos y seguramente por años nos enfrentaremos a las consecuencias sociales y económicas de la pandemia: recrudecimiento de la pobreza, niñas y niños que han quedado huérfanos, secuelas de la violencia doméstica, déficit educativo, daños a la salud mental, crisis económica, etc.
En momentos como estos, las sociedades deben hacer frente común a la adversidad y encontrar fortaleza en la unión y la concordia. No debemos dejar que nuestras diferencias se interpongan en el proceso de reconstrucción que el país requiere. Que estos momentos difíciles sean la ocasión para sacar lo mejor de nosotros y para unirnos en la lucha por una misma causa. No es tiempo de mezquindades, ni de pensar en nuestro provecho personal, sino de unir esfuerzos en salir adelante y fortalecidos de esta crisis.
Cada uno, desde nuestra trinchera, podemos contribuir a la construcción de un mejor país. Un país más justo e igualitario, en el que todas las personas puedan acceder a condiciones mínimas de bienestar, aun frente a situaciones imprevistas como las que hoy vivimos. Un país con una infraestructura social que le permita estar mejor preparado para el futuro.
En el Poder Judicial seguiremos trabajando en la transformación de la justicia federal y consolidando los cambios que ya se han logrado. Profundizaremos en la implementación de la justicia digital; continuaremos la lucha contra la corrupción y el nepotismo; seguiremos haciendo accesible la justicia para las personas y los grupos más vulnerables de nuestra sociedad; no cejaremos en la defensa de nuestro orden constitucional y de los derechos humanos, y emprenderemos el arduo proceso de implementación de la reforma constitucional a la justicia federal –actualmente en proceso de aprobación por las entidades federativas– la cual requerirá de un gran esfuerzo institucional para hacerla efectiva y materializar sus contenidos en resultados concretos, que hagan diferencia en la vida de las personas.
Sin duda, el año que comienza nos depara desafíos inéditos. Para afrontarlos debemos ser resilientes y no perder la esperanza en un mundo mejor. Apostemos por la concordia y la paz entre las y los mexicanos; antepongamos lo que nos une y debatamos en libertad nuestras diferencias. Escuchémonos unos a otros y dialoguemos con respeto, esperando que pronto podamos abrazarnos de nuevo.