En una de sus últimas novelas, La Silla del Águila, publicada en el 2002, Fuentes recurre a la literatura epistolar para describir de cerca los manejos políticos alrededor de una sucesión presidencial en México y el toque de maldad del poder. Carlos Fuentes manifestó sus inquietudes políticas desde joven; cuando estuvo radicado en Chile, durante la Segunda Guerra Mundial, participó en protestas callejeras, y luego, al regresar a estudiar a Washington, convivió con alumnos judío-alemanes exiliados. En el triunfo de la revolución cubana de Fidel Castro el escritor viajó de inmediato a la isla caribeña en apoyo a ese gobierno.
Carlos Fuentes fue embajador de México en Francia y profesor en varias universidades estadunidenses y europeas, colaboró también con el Premio Nobel de Literatura de 1988, Octavio Paz, en la Revista Mexicana de Literatura. Fue ganador de los premios Nacional de Literatura en México, el Cervantes y el Príncipe de Asturias.
Fue protagonista de la polémica que se generó a finales de 2011 cuando Enrique Peña Nieto confundió a Carlos Fuentes con el historiador Enrique Krauze, el autor sugirió al candidato presidencial que "en serio" leyera la Biblia, un libro que el priista describía como "importante" en su vida, y recomendó enfocarse en los problemas de México.
Carlos Fuentes pasó toda su vida tratando de encontrar una posible solución a los dilemas, dudas y dificultades del pueblo mexicano. Siempre le dolió que su patria no hubiese podido encontrar el camino para construir una democracia más consolidada. En su novela “La Silla del Águila”, Carlos Fuentes nos introduce al México gobernado por el presidente Lorenzo Terán, al que le faltan todavía tres años de su mandato. No obstante, tanto sus partidarios como sus adversarios no dejan nada a la suerte, por eso reflexionan ya sobre quién va a ser su sucesor, y traman intrigas gracias a las cuales lograrían derrotar a sus rivales. La corrupción, el cinismo, el soborno, la falta de escrúpulos y el cohecho son fundamentales para que la maquinaria del sistema político pueda funcionar para crear esperanza y, al final, engañar a la ciudadanía.
Este libro apasionante deja un sabor amargo por lo que es capaz de hacer una persona por alcanzar el poder y que demuestra la malévola capacidad que se tiene para abusar de la gente que les admira. Siguen alimentando la pobreza, la inequidad, la discriminación, el nepotismo, el abuso de poder y el echar fango a sus adversarios publicando sus secretos más íntimos para que nada impida su ascenso y así consolidar una lacerante realidad… que sigue vigente en nuestro país. Cuánta similitud con los tiempos que enfrentamos actualmente. Al final, nada ha cambiado.