Qué se pretende con la figura de súperdelegados, que ya fue avalada por los diputados? Parece que la intención fuera acabar con los comicios en los estados y nombrar desde la Presidencia a los futuros mandatarios, sin elecciones ni nada por el estilo, como se hacía antes, pero sin sufragios.
Hace mucho, cuando el PRI era el que imponía su ley por encima de todos los partidos, los candidatos a gobernadores eran elegidos desde la Ciudad de México, por el Presidente en turno. Lo demás era mero trámite, pues desde el momento del nombramiento se sabía quién iba a ganar. Alguien ideó la pregunta cuando había candidato, en tiempos electorales: “¿quién será el futuro gobernador?”
El aludido proporcionaba el nombre del “aspirante” y el que preguntaba decía entonces: “no. Ese ya es. Me refiero al próximo. El chiste servía también para aludir al ulterior Primer Mandatario de la nación.
Ahora, la elección se hará igualmente desde el centro del país, sin necesidad de gastar en esas caras campañas despilfarradoras. Bastará con que el Presidente diga que va fulano como delegado estatal y ¡listo! Los gobernadores quedarán ninguneados, sin el poder que han exhibido durante muchos años de historia de México.
Lo único bueno es que los gobernadores ya no podrán emular a los Duarte de Veracruz y Chihuahua; a Padrés, de Sonora; a Roberto Borge, de Quintana Roo; a Rodrigo Medina, de Nuevo León; a Andrés Granier, de Tabasco y a toda una pléyade distinguida de ex mandatarios que acabaron con sus estados. Los súper delegados, sí.
Estos se encargarán de maniatar a los gobernantes. Para eso dependerán directamente del Presidente. Tal vez la idea es desalentar a los políticos que quieren ser los máximos mandatarios de sus estados a todo trance, como muchos que no tienen los merecimientos intelectuales y de ninguna otra naturaleza, que desean mandar en sus entidades a como dé lugar, solamente porque una gubernatura deja mucho dinero.
Pero, nada más para poner el buen ejemplo, ¿Por qué el Presidente electo no designa también a un súper presidente que se encargue de hacer todo, desde detentar el poder absoluto hasta elevarse a las alturas a conversar con Dios? Sería hasta menos cansado.
Los delegados actuarán así e invitarán a reuniones a los gobernadores. No a la toma de decisiones. Para eso sólo contarán como figuras decorativas. La democracia es algo que no va con el nuevo estilo.