En septiembre del año pasado, con el triunfo de Morena, Jesús Ramírez, hoy coordinador de Comunicación Social de AMLO, traducía lo que su jefe quería decir cuando condenaba a la “Prensa Fifí”. Afirmaba que no se trataba de una ofensa, sino de una descripción de su línea editorial.
Resultaba ociosa su intención de pretender enmendar lo que a simple vista se advertía: la intención de denostar a la Prensa, principalmente a los analistas que se mostraban en desacuerdo con las ideas, con las acciones y con todo lo relacionado con el presidente electo. Por si esto no fuera suficiente, el diccionario de la Real Academia Española define la palabra fifí como “persona presumida y que se ocupa de seguir las modas”.
No era esta la acepción con que se usó y se usa, sino la que AMLO aprendió en su tierra, que señala que fifí es una persona adinerada y que por regla general viste bien. Entre Tabasco y Guerrero no hay mucha diferencia. Existen palabras que se utilizan en ambos lugares y que quieren decir lo mismo, como fifí o como “guindar” que quiere decir colgar. “Flit”, nombre con el que se designaba a un aparato para rociar veneno a los insectos y muchas otras.
AMLO gusta de llevar a las alturas de la Presidencia mexicana muchos modismos que se usan en su terruño. Sin embargo, su forma de decirlos indica que desea denostar y tan lo ha logrado, que ya marcó una diferencia visible entre fifís y chairos o entre los primeros y las clases populares. Basta con que un comunicador lo critique para que reciba el calificativo en cuestión.
Conocedores del tema han criticado también esta insana intención de enfrentar a la sociedad mexicana, como Edison Lanza, Relator Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Dice que usar “expresiones denigrantes en contra de la Prensa puede generar mayores condiciones de vulnerabilidad para los periodistas y exponerlos a sufrir actos de violencia”.
Agregó el especialista que “si no hay prevención y las autoridades públicas inventan términos para desprestigiar y desacreditar a la prensa, por ejemplo ‘prensa corrupta, deshonesta, fakenews o fifí, genera una vulnerabilidad mayor para los periodistas en general”.
Obviamente que la intención es esa. Nadie duda de que el mandatario quisiera desaparecer a todos sus críticos y suplirlos con los que han ocupado las redes sociales con comentarios a su favor, pero con un cerebro vacío.