La semana pasada se suscitaron dos hechos que muchos reprobaron. Desde luego, sin hablar de los “chairos”, que no razonan y todo lo aprueban cuando las cosas provienen del gran jefe: el perdón a los altos funcionarios de Pemex que han incurrido en corrupción y las ansias irracionales de Miguel Barbosa, por hacerse del gobierno de Puebla.
Los ciudadanos critican ácidamente, que el Presidente acuse a los jefazos de la paraestatal petrolera, de estar inmiscuidos en actos de corrupción, principalmente en el huachicoleo y que luego haya dicho que son chivos expiatorios que actúan con el consentimiento de los presidentes en turno.
El dicho popular dice que tanto peca el que mata la vaca, como el que le sostiene la pata y cuando se obedecen órdenes de captar dinero mal habido, mucho se queda en el bolsillo, en las manos o en el banco de preferencia de quien ejecuta la orden. La historia está llena de casos de ese tipo, que hablan de individuos dedicados a hacer los mandados del jefe, que se han convertido en millonarios.
De acuerdo con ese razonamiento, ¿dejarán en libertad a los detenidos que han participado en los saqueos a los depósitos del hidrocarburo, que han tendido una inmensa red de ladrones de oro negro que los ha convertido en multimillonarios? ¿Dejarán en paz a quienes se han dedicado a presumir la inmensa riqueza amasada de manera ilícita y que, no conformes con que todo mundo sabe que roban, aun así lo presumen?
Entonces vivimos los momentos de gloria de los corruptos, a pesar de que, desde hace mucho, se habla de un ataque frontal contra la corrupción. Los inmorales deben estar de plácemes, con una ancha sonrisa de satisfacción, en algún yate, en una playa paradisiaca o en alguna casa o departamento de lujo en los yunates.
Por otro lado, también se critican con fuerza, las ansias exhibidas por Miguel Barbosa, ex candidato perdedor en las elecciones para gobernador de Puebla, quien ya está más que apuntado para volver a competir, con todo y que los cuerpos de la gobernadora, Erika Alonso y de su marido, Rafael Moreno Valle, aún están humeantes y que no han faltado quienes dicen que el poblano tiene un fuerte olor a responsabilidad.
Se dice que el Presidente debería calmar esas ansias y pedirle que no se acerque a las candidaturas, llegado el momento, porque esto acentuaría lo que por el momento muchos piensan con cierta debilidad: que tuvo que ver en el asunto.
