Mucha gente se pregunta: “¿para qué esas pequeñas ráfagas de informe que el Presidente Peña se ha empecinado en mostrar a los mexicanos, con duración de hasta dos minutos? ¿Qué puede presumir, que los habitantes de este país no reprueben? Además –dicen--, se expone a manifestar los últimos disparates de su mandato”.
Muchos indican que no hay nada que pueda esgrimir para justificar un pobre desempeño a lo largo de seis años, que termina con una repulsa generalizada. Lo culpan de la estrepitosa pérdida de la silla presidencial para su partido, en las elecciones presidenciales y de múltiples pifias en que incurrió a lo largo del sexenio.
“Mejor que entregue el último informe al Congreso y listo”, recomiendan y añaden que no tiene ningún caso reconocer a estas alturas, que hubo fallas en el combate a la inseguridad. ¿Cómo no habría, si jamás hubo un operativo para combatirla? Por eso, los índices tan altos de muertos. Se habla de más de cien mil y hay organismos que aseguran que el número real dobla esa cantidad.
Una encuesta realizada hace unos días por un diario de circulación nacional, dice que para 72 por ciento de los mexicanos, el Presidente saliente es el político más corrupto. Además de criticarlo por no haber aclarado la desaparición de 43 normalistas de Ayotzinapa, por casos de corrupción como el asunto de la casa blanca, el aumento de la pobreza y muchos otros.
Lo anterior, sin contar con la visible protección a sus funcionarios ineficientes y omisos, como a su secretario de Comunicaciones, Gerardo Ruiz Esparza, para quien, la muerte de dos personas a causa del socavón en la carretera a Cuernavaca fue peccata minuta; como a Rosario Robles, siempre metida en problemas de deshonestidad y como a muchos gobernadores hoy libres, a pesar de su evidente participación en actos de corrupción, porque también existe una evidente protección gubernamental.
Esos flashazos de informe presidencial sobran. No hay quien aplauda las victorias presidenciales, como las que presumió en la reunión de banqueros en Acapulco o como las que resultan de las discusiones del Tratado de Libre Comercio. La gente ni las ve, ni las entiende ni desea vitorearlas.
Se afirma que a la fecha tiene escasamente 23 por ciento de aprobación y que los mexicanos que dicen que lo extrañarán, es porque ya no tendrán a un mandatario que da mucho para la crítica en su contra y que eso sí es realmente lamentable.
Lampos de informe
- Perfil Mexiquense
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Armando Ríos Ruiz
Toluca /