Desde luego que obsequios con múltiples características sin embargo la gran mayoría privilegiaron las flores y los chocolates, y ya entrados en gastos se registra la visita a los restaurantes, los peluches y perfumes de tal manera que el gasto promedio por mexicano fue entre 500 y 1500 pesos
Todo sea con la intención de manifestar el amor y el afecto a quienes nos rodean, aunque se pague más de lo acostumbrado por estos simbólicos obsequios, en particular los chocolates que al margen de su contenido calórico no pueden faltar y que además de deliciosos tienen su historia.
En México desde la época prehispánica los cronistas refieren que se le consideraba al cacao un regalo precioso, un poderoso afrodisiaco y además un vínculo con los dioses, y aquí entra la palabra afrodisiaco que tiene su nombre en referencia a la diosa griega del amor Afrodita.
La búsqueda de los insumos que mejoraran fertilidad, el deseo sexual y el amor se registran desde la antigua Grecia y se atribuían a los higos, ostras, miel, plátanos papayas, cuernos de rinoceronte en polvo, mariscos, considerando también dentro de este grupo estimulante a diversas plantas y semillas.
Las creencias sobre los recursos naturales catalogados como afrodisiacos llevan a registros como el del seductor veneciano Giacomo Casanova quien escribió que empezaba su día comiendo 50 ostras, en Japón eran consumidas para la longevidad y una vida amorosa activa.
Cuando el chocolate se incorpora a los alimentos favoritos se le considera afrodisiaco al grado de prohibir su consumo en los conventos de la colonia para las monjas, pero no para los sacerdotes.
El chocolate, tiene un contenido de feniletilamina que incentiva la producción de serotonina llamada comúnmente la molécula del amor, pero también diversas plantas como el hinojo, el ginseng, la canela etc. Los estudios muestran los beneficios de cualquier alimento que ayuden al flujo sanguíneo, lo que si es cierto es que el consumo de algunos alimentos nos pone de buen humor, mas que la miel, cebollas crudas y fresas que recetaba Hipócrates para tratar la disfunción eréctil.
El Instituto Karolinska de Suecia, refiere después de estudiar a 10 mil personas que más que alimentos afrodisiacos, es la mente quien que juega a favor, por lo que vale citar a Ricardo Arjona “el mejor afrodisiaco no son los mariscos, sino el amor”.