Cultura

Kimi: Del encierro a la persecución

  • La pantalla del siglo
  • Kimi: Del encierro a la persecución
  • Annemarie Meier

Estoy en pleito con una tal Siri quien ofrece ayudarme cuando busco alguna información en mi teléfono o laptop. Su voz neutral, su acento indefinido y su manera servil de ponerse a mis servicios me irritan.

Bien decía un amigo que se resistía a dejar recados en la contestadora, que nunca había hablado con una máquina y se negaba a hacerlo ahora, que ya era mayorcito. En la película Kimi de Steven Soderbergh Siri se ha convertido en un artefacto ordinario que se prende y apaga cuando se le ordena, contesta a preguntas e incluso entabla un diálogo con quien lo necesita. Obvio que Kimi tiene voz femenina – ser acompañante es, desde luego, el rol asignado a las mujeres - y está a las órdenes de la empresa que la diseñó, vende y maneja. Es decir que Kimi, aparte de ser asistente y acompañante, es la perfecta espía de nuestra vida privada.

Un artefacto “inteligente” como Kimi necesita mantenimiento y actualización constante, y eso es, justamente a lo que se dedica Angela (Zoë Kravitz), la protagonista de la película. Con su cabello azul, su ropa cómoda y sus audífonos, Angela se la pasa frente a una pantalla escuchando conversaciones entre los usuarios y Kimi para actualizar y corregir el programa y mejorar la comunicación de la máquina con los humanos.

En plena época de COVID-19 Angela tiene meses sin salir de su loft en Seattle y sus contactos se limitan a los vecinos del edificio de enfrente y conversaciones de face time y zoom con su madre, jefe, dentista y psicóloga. Con detalles que nos recuerdan las semanas de confinamiento Soderbergh y su guionista David Koepp describe la vida de encierro, las rutinas de la higiene y el gel, el espacio privado que se convierte en oficina, la irritación que causan los ruidos y el susto al escuchar por los audífonos una escena de violencia cuya víctima es un mujer. 

Soderbergh aprovecha la sospecha de Angela de haber escuchado una escena de violencia que puede haber terminado en asesinato, para desarrollar un thriller que muestra cómo la joven vence su pánico, sale a buscar ayuda y justicia para la mujer violentada y vive una pesadilla de persecución que amenaza su propia vida. Las calles y edificios por las que huye la joven en busca de justicia son frías y agresivas y una camioneta negra la sigue a todas partes. El mismo Soderbergh tomó la cámara para seguir a Angela en su desesperada huida en la que sus perseguidores forman parte de una represión sistemática que se apoderó de la sociedad a través del “Big Brother”: Las empresas tecnológicas que pretenden controlarlo todo.

Kimi actualiza La ventana indiscreta de Alfred Hitchcock (1954) pero sustituye la visión por el sonido. Y, puesto que el cine integra la imagen con el sonido y el movimiento, el desenlace recurre a las relaciones y complicidades humanas que se pueden construir desde una ventana. El entorno ofrece lo que ni las pantallas, ni Siri, ni Alexa pueden resolver.

Annemarie Meier


Google news logo
Síguenos en
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.