Cultura

2021 frente a las pantallas (Parte II)

  • La pantalla del siglo
  • 2021 frente a las pantallas (Parte II)
  • Annemarie Meier

Además de las películas con perspectiva femenina, el cine del 2021 también nos regaló historias de personajes y temas masculinos que abonaron a la reflexión acerca de los prejuicios y roles masculinos. Películas como la danesa Otra ronda (Druk) de Thomas Vinterberg, El poder del perro (The Power of the Dog) de la neozelandesa Jane Campion, El baile de los 41 del mexicano David Pablos, Tengo miedo torero del chileno Rodrigo Sepúlveda y Cry Macho de Clint Eastwood, tematizan la condición y sensibilidad masculina en distintas épocas y regiones del mundo. Basada en un hecho de represión del porfiriato El baile de los 41 narra la historia de un amor prohibido mientras que en Cry Macho Clint Eastwood realiza un ejercicio autorreflexivo acerca de los roles masculinos y Tengo miedo torero narra una historia de amistad y complicidad en el Chile de Pinochet. Los filmes de Vinterberg y Campion son más complejos. Otra ronda tematiza el vacío existencial, profesional y masculino de maestros que encuentran en cierta dosis de alcohol el estimulante para superar sus crisis de la edad madura mientras que El poder del perro se basa en una salmo de La Biblia y utiliza convenciones del western estadunidense para provocar el choque entre personajes, generaciones y sensibilidades diferentes. Los duelos masculinos se libran además, alrededor de un personaje femenino que, como mujer, esposa, madre y cuñada de los involucrados, relaciona los conflictos masculinos con la condición femenina.

Me parece que también el tema de la migración se ha representado con personajes e historias más complejas. Ya no estoy aquí de Fernando Frías (2019) liga una historia de migración de México a Estados Unidos a un conflicto generacional y un género musical característico para comunidades marginadas del norte del país. Los lobos (2019) del tapatío Samuel Kishi describe el aislamiento social, familiar y cultural de niños y mujeres migrantes y la manera como el trabajo de la imaginación y la solidaridad vuelven soportable la situación de exclusión. El filme fue distinguido con  premios Ariel a mejor coactuación femenina y mejor música original de Kenji Kishi.  Minari de Lee Isaac Chung sigue de cerca y con sensibilidad el proceso de adaptación de una joven familia coreana a la cultura de Estados Unidos. Impresionante me parece   Nomadland de Chloé Zhao ya que muestra que nuestro vecino del norte tiene una migración interna: Individuos y grupos sociales que transitan por su territorio como nómadas que fueron expulsados de sus lugares de origen.

Cierro el breve recuento con películas que se volvieron lecciones de cine y de vida. Como Sound of metal de Darius Marder, un filme impresionante que nos involucra en la experiencia sonora y la importancia del silencio. Mi maestro el pulpo que nos vuelve cómplices de la observación y admiración por una criatura del mar. Una película de policías de Alonso Ruizpalacios que nos abre los ojos por los roles que juegan en México tanto policías como actores. Con sorpresa y alegría observamos La casa de la memoria de Sofía Rosales Arreola, una joven realizadora de animación stop motion que nos regaló una película – homenaje al cine- y un nuevo Ariel a mejor cortometraje de animación. No cabe duda, 2021 fue un buen año para los cinéfilos tapatíos.

Annemarie Meier

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