Para incursionar en la grilla política, el personaje interesado debe poseer ciertas características que no tenemos el común de los “mortales”.
Primero, el político debe perseguir el poder, no el dinero, lo material resulta rapaz, vulgar pues, luego, su piel tiene que ser gruesa como la de un armadillo, a prueba de lanzas, contar con la habilidad de la improvisación, la astucia y (sobre todo y con mucho respeto pero así es la frase) “comerse una orden de mierda y querer pedir más”.
Y para no herir susceptibilidades no hablaremos de personas en lo particular, solamente de situaciones:
En qué peldaño ubicamos a un gobernante que firma documentos sin leerlos primero, una nómina que se infla ciento 50 por ciento (de un mes a otro) sería objeto de atención y de la búsqueda de un responsable, pero en lugar de “enmendar la plana”, la figura en mención contrata a alguien para que lea los documentos por él y después se los pase a firma (jajajajajaja, perdón la risa pero no pude resistir).
Otros personajes que se disputan la candidatura de un partido resquebrajado y (lo peor) en un municipio poco eficiente, con demandas laborales, embargos de equipo, con servicios públicos muy precarios y aún así siete contendientes políticos querían ser, pero en las altas cúpulas del partido decidieron que uno y se sacó “la rifa del tigre”, dice que en el municipio que pretende gobernar sí hay agua y que una de sus ventajas es la extensión territorial, mire, yo viví ahí y (literalmente) salí corriendo.
De todos es sabido que las mujeres en Durango (las que se disputan el poder político) no se quieren (pero de ningún sabor color u olor), es más me atrevo a decir que hasta se odian y aún así llegan dos “muy pesadas” a “ungir” a la que será la candidata, a sabiendas de que tiene pocas o casi nulas posibilidades de ganar por el tema de la desilusión de la ciudadanía hacia los partidos. Otro ejemplo es aquel que quiere pasar desapercibido un asunto de impunidad, un integrante de su equipo de trabajo comete una infracción y aplica la de “muerto el niño, a tapar el pozo), pues así no.
Me resulta completamente inquietante conocer las tripas de la grilla porque para entrarle se necesitan agallas que no todos tenemos, debes de poseer cierto misticismo y algún grado (aunque sea muy pequeño) de vileza y maldad, además de algunas capacidades histriónicas para hacerle frente a las tempestades que luego enfrentan, en fin, ahí viene lo de cada año, las elecciones. A ver qué nos topamos.
