El sábado pasado iba circulando de norte a sur sobre el Rodríguez Triana al oriente de Torreón, serían como las 10 y media de la noche y en la esquina con División del Norte encendió la luz verde del semáforo y justo delante de mío un automóvil pequeño avanzaba continuamente y de la nada apareció una motocicleta sin luces y un chico tripulándola sin casco.
Esa vuelta a la izquierda es "con precaución", es decir, aunque el semáforo esté en rojo, si el automovilista, ciclista o motociclista considera que pude pasar, lo puede hacer... con precaución.
Pero esta vez no hubo precaución ni del automóvil, ni del motociclista que salió "volando" literalmente, cayó metros después, yo lo vi todo, me detuve para ayudar, pero no pude hacer nada, no pude intervenir porque el chico convulsionó mientras la gente -que de a poco se acercaba- gritaba y comenzaba el imaginario popular:
"Métanle un calcetín en la boca" unos dijeron, otros trataban (sin resultados) de ponerlo en pie.
Otro chico se acercó (luego supe que iban juntos, no en la misma moto, iba en una diferente pero transitaban juntos) y comenzó a gritarle desesperado: "Carnal, levántate, levántate", en eso el accidentado comenzó a roncar, supongo que enfrentó un cuadro de broncoaspiración y en ese momento decidí irme.
Por cobarde (no pude con la grotesca escena) y después porque no era de utilidad, desde que me bajé del coche marqué al 911 para reportar el accidente que había presenciado apenas segundos antes y nunca me contestaron, hice tres llamadas que no atendieron.
La pregunta es por qué ofrecer un servicio que no opera al cien por ciento.
Llegué conmocionado a la casa y la verdad dormí con una sensación muy extraña en el pecho:
Ver morir a una persona resulta catártico (al menos así pensé).
El domingo, cuando discutía con la producción del Telediario sobre los contenidos que presentaríamos el lunes recordé el accidente y pedí que algún reportero analizara la viabilidad del crucero y de pronto se me ocurrió investigar los datos del joven para (según yo) poner una esquela en el noticiero, me comuniqué con Jesús Campos, el Presidente de los Tribunales Administrativos de Torreón para conocer el reporte de los peritos y de paso los datos del chico.
Campos no conocía bien a bien (seguramente por tantos y tantos casos) la situación y en una segunda llamada me dijo algo increíble:
Justo después que me retiré del lugar, el chico reaccionó y con su propio pie se subió a la ambulancia, consciente. Simplemente no lo pude creer.
Esta columna está dedicada a Henry Rentería Pereyra de 35 años de edad, Henry allá "arriba" te dieron otra oportunidad, aprovéchala y cuídate mucho, no seas irresponsable, arregla la luz de tu moto y ponte el casco.
A las autoridades de Ingeniería Vial:
Esa vuelta a la izquierda del Rodríguez Triana y División del Norte está muy rara.