Resulta más que extraña la ¿estrategia? del Presidente de México de abrir constantemente frentes de disputa con distintas instituciones, ya sean educativas, organizaciones de la sociedad civil, o simples ciudadanos.
La polarización fue un recurso que le resultó vital a Andrés Manuel López Obrador para convencer a una gran parte de mexicanos que él encarnaba la esperanza de tener un país mejor. Cuestionaba tanto a los gobiernos de Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, que muchos pensaron que AMLO sí sabía cómo hacerlo.
Cuando un Presidente asume el cargo debe convertirse en factor de unión de los mexicanos, bueno eso es lo que se desea y se considera que es lo normal, aunque esta Presidencia está muy lejos de ser una gestión normal, todos los días nos podemos dar cuenta.
López Obrador se encarga de enfrascarse en diversas polémicas y para muestra están los señalamientos de que la Universidad Nacional Autónoma de México se aburguesó. Que sus catedráticos, investigadores y la comunidad dejaron de hacer frente al neoliberalismo.
Les tocó a varios rectores, incluido Juan Ramón de la Fuente, quien colabora con la 4T como representante de México en las Naciones Unidas. AMLO no dejó títere sin cabeza.
Pero la UNAM no fue el único rival en el panorama del Presidente, en una gira López Obrador se aventó la puntada de afirmar que el feminismo, el ecologismo, la defensa de los derechos humanos y la protección de los animales fueron un invento neoliberal para robar.
El asunto es que en la UNAM, entre las feministas, los ecologistas y defensores de los derechos humanos se cuentan personas que votaron por AMLO en el 2018 y ahora ven asombrados cómo el Presidente de la esperanza los menosprecia y ataca.
Los cañones de López Obrador suman nuevos objetivos en esta extraña búsqueda de adversarios que se sumarán a los que se le han atravesado en algún momento en sus conferencias mañaneras como el Instituto Nacional Electoral, los neoliberales, los conservadores, los habitantes de la colonia Del Valle en la CdMx, los empresarios, los medios de comunicación que no le son afines y un largo etcétera.
Lo que es seguro para todos ellos es que desde el Palacio Nacional no habrá nada de abrazos, al contrario, para algunos los embates presidenciales apenas empiezan.
Andrés Amieva