Ya no son solo los dichos del Presidente desde la conferencia mañanera, tampoco son unos tuits en los que la jefa de Gobierno de la CdMx se queja de que el INE no la deja promover el ejercicio de participación ciudadana, o que miles de brigadistas toquen de puerta en puerta exhortando a la población a ir a votar el 10 de abril en la revocación de mandato.
Eso continúa escalando, ya atrás quedó la aparición de algunos anuncios espectaculares con la imagen de Andrés Manuel López Obrador en las principales calles de las ciudades del país. La avalancha de anuncios se extendió por todos lados y nadie en el país sabe quién pagó tales espectaculares.
Ahora se puede ver al mismísimo secretario de Gobernación, Adán Augusto López, participar en un mitin partidista para promover la mentada revocación de mandato y lanzar una amenaza directa al Instituto Nacional Electoral: “el INE se va a ir con la cola entre las patas”.
Escuchar esto en boca de quien “atiende el desarrollo político del país y coadyuva en la conducción de las relaciones del Poder Ejecutivo Federal con los otros poderes de la Unión y los demás niveles de gobierno para fomentar la convivencia armónica, la paz social el desarrollo y el bienestar de las mexicanas y los mexicanos en un Estado de Derecho”, (esto último está en la descripción de la Secretaría de Gobernación en la página del gobierno de México, no lo inventé yo). Esto es desconcertante y atemorizante.
El cinismo con el que los miembros de Morena y, en el caso de muchos, del gobierno federal, con el que promueven la consulta y violan la ley que ellos mismos votaron una y otra vez, es insultante. Desde los tiempos de Carlos Salinas de Gortari no se veía un accionar similar desde la cúpula del poder, los días del “partidazo Tricolor”, que ahora se parecen mucho.
Y todo es para prepararle una encerrona al INE, porque cualquiera que sea el resultado de la revocación de mandato el 10 de abril, el discurso oficial será el de culpar a las autoridades electorales, esas que los mexicanos nos hemos dado a través de muchos años.
Cada quien deberá analizar y decidir lo que va a hacer el próximo domingo, pero hay que entender que cualquiera que sea el proceder de los ciudadanos, será una legítima expresión, ya sea votar porque el Presidente siga en su puesto, o en contra, anular su voto, o simplemente no acudir a las casillas. Pero lo cierto es que llegó la hora de defender al INE.
Andrés Amieva