El caso de Debanhi Escobar se convirtió en un feminicidio que volvió a evidenciar a las autoridades, en este caso de Nuevo León, a la procuración de justicia en el país y a México como sociedad, lo que deja ver que las mujeres están completamente en la indefensión.
Un escándalo que sacudió a México, porque debido a las redes sociales lo que pasa en Nuevo León se siente muy cercano, donde quiera que esté uno parado, porque la situación es similar en todo el país.
Esto es así y las mujeres viven con miedo y parece que nadie hace nada. Todo está en contra, las culpan a ellas por exponerse así, por cómo se visten, por haberse ido de fiesta, por querer ser independientes y tomar decisiones por sí mismas y al final de cuentas ellas son las que pierden la vida.
Por esto la sociedad mexicana es señalada, por su apatía, por su indolencia, por su misoginia ante la situación que enfrentan las mujeres en estos momentos obscuros que vive el país.
En este espacio ya hemos comentado que 11 mujeres son asesinadas y siete desaparecen en nuestro país al día, ante la ineficiencia de las autoridades.
México está perdiendo, porque la violencia no se detiene, porque las autoridades no parecen hacer nada por evitar más muertes y desapariciones, por normalizar esta cuenta fatídica que se incrementa a diario.
Esta es la realidad que enfrentan las mujeres, quienes ayer salieron, de nueva cuenta, a las calles para manifestar su hartazgo. Esto ya es tan frecuente que se corre el peligro de verlo como algo cotidiano. ¡Ya basta!
Esto no va a detenerse si los asesinos o los que se dedican a la trata de personas sienten que nadie los va a castigar, vaya, han de pensar que nadie los va a perseguir para hacerlos pagar por sus crímenes.
Es tal la dejadez de las autoridades, federales, estatales y municipales que nadie respeta la función de las dependencias encargadas de aplicar todo el peso del Estado Mexicano contra los que atentan contra la seguridad de los ciudadanos.
“Abrazos, no balazos”, dijo el actual Presidente desde su campaña política, pero no sabíamos que eso significaba cruzarse de brazos, tratar de que disminuyan solos los delitos y culpar a sus adversarios por el manejo político para ensuciar su proyecto cuando aparece un caso tan mediático.
Menos aún sabíamos que el 8 de marzo, día en que las mujeres exigen el cese de la violencia de género, era el día para encerrarse en Palacio Nacional y hacer como que no pasa nada.
Así como México perdió el día que soltaron al hijo del “Chapo” Guzmán, Ovidio, con cada muerte o desaparición de una mujer, la Nación colecciona más tristes derrotas.