Cuando las principales capitales del mundo están nuevamente bajo la posibilidad de alentar o tener que parar sus actividades económicas por la presencia de la nueva variante del coronavirus bautizada como Ómicron, una noticia le da otra perspectiva a este mal mundial.
A diferencia de las cepas anteriores del SARS-COV2, esta variante ha resultado menos mortal, pero mucho más contagiosa, lo cual ha obligado a tener que aplicarse muchas pruebas para su oportuna detención y a que los países adopten medidas especiales para ingresar a sus fronteras, lo cual es una decisión soberana, pero siempre motivando la vacunación como principal prevención de complicaciones extremas de salud.
En el mundo deportivo, ha sido motivo de una revisión de los calendarios de juego para seguir sorteando la manera de estar en la competencia sin formas de aislamiento radical.
El tenista número uno del mundo, Novak Djokovic, fue impedido de transitar libremente en Australia para jugar su abierto de tenis, el primero de los cuatro que componen el Grand Slam de la ATP. Lo anterior causó polémica por una primera decisión de concederle una exención médica ante los requisitos de vacunación contra el covid-19 para jugar en ese continente.
A lo que cientos de ciudadanos australianos, que no han podido ingresar a su país por las reglas implementadas al no estar vacunados, no vieron con buenos ojos ese “trato especial” al tenista e hicieron sentir sus protestas que tuvieron un resultado en el gobierno: no vacunado, no entra al país.
Las autoridades sanitarias revocaron la medida del permiso especial y confinaron al tenista a esperar por ya varios días en un hotel del Melbourne, o la opción de abandonar el país inmediatamente. En tanto, sus abogados buscan revertir la medida para que pueda jugar, mientras que la ATP ha advertido que el tiempo se agota y de no presentase a la Rod Laver Arena del Melbourne Park, será eliminado.
El asunto que ya rebasó las fronteras australianas, alimentado por lo que se vive en la política local por el manejo de un aumento récord de infecciones de covid-19, generó una disputa internacional. El presidente de Serbia, Aleksandar Vucic, afirmó que el deportista más célebre de su nación estaba sufriendo acoso.
El primer ministro australiano, Scott Morrison, fue enfático al contestar que no puede haber casos especiales cuando hay peligro de muerte y las reglas son las reglas.
Djokovic se ha negado a revelar su estado de vacunación, al tiempo que ha criticado públicamente estas medidas obligatorias, dejando en un vilo la posibilidad de buscar un récord de 21 victorias de Grand Slam en el Abierto de Australia, a partir del 17 de enero.
Otros tenistas como Rafael Nadal han opinado que la actitud del gobierno australiano es coherente y aunque puede ser comprendida o no es una decisión de la autoridad de ese país.
“Novak pudo ahorrarse este asunto de haberse vacunado, sabiendo que era un requisito indispensable para jugar el abierto australiano y también una medida urgente contra la pandemia, pero decidió no hacerlo”, expresó el español, en entrevista con los medios de comunicación australianos.
Asimismo, en una audiencia en el Tribunal Federal de Familia de Australia, los abogados de Djokovic y el gobierno acordaron que el jugador permanezca en el país al menos hasta el lunes, cuando está prevista una audiencia completa y saber si finalmente podrá jugar.
Del resultado de esa audiencia seguramente se podrán derivar otras políticas públicas a nivel mundial que intenten resolver el dilema de si los ciudadanos tienen el derecho a negarse a vacunarse contra este virus que parece no tener fin. Ellos justifican estar en un mundo libre de elección.
El saque lo tiene Novak Djokovic y puede ser punto para juego.
Amador Gutiérrez Guigui
Twitter: @AmadorG_G