Es tan predecible lo que va a pasar con las “corcholatas” de Morena que hasta da coraje.
Tal y como se lo dije desde hace mucho en esta misma columna, quien se quede de candidata o de candidato por ese partido, por esa coalición, será la próxima presidenta o el próximo presidente de México.
La elección de la candidata o el candidato de Morena es millones de veces más importante y más emocionante que cualquier cosa que pudiera pasar en las campañas y en las elecciones presidenciales de 2024.
Evidentemente todo esto tiene desconcertados a los enemigos de la Cuarta Transformación, a la oposición, a ciertos medios y a ciertos influencers.
Nadie quiere entender qué fue lo que pasó ni qué es lo que está pasando como para que las multitudes desprecien con tanto odio a la oposición y apoyen con tantísimo amor a la 4T.
El caso es que a falta de autocrítica, ¿por dónde se están yendo los ataques? Por lo más obvio: el dinero.
Ahora resulta que todo el mundo está muy preocupado por el dinero que las “corcholatas” de Morena y sus aliados van a utilizar para dar a conocer sus propuestas.
Esto implica viajes, eventos, artículos promocionales, redes, medios y más, mucho más.
¿De dónde van a sacar estos personajes la fortuna que necesitan para todo esto? ¿Quién se los va a dar? ¿Qué va a representar eso para el dinero de la nación?
¿Cómo se va a garantizar que esos millones de pesos no vengan del crimen organizado o de algún otro lugar oscuro? ¿Cómo le van a hacer para que todos gasten exactamente lo mismo y las operaciones sean transparentes?
No, pero espérese. Se pone peor. ¿Por qué? Porque la Cuarta Transformación siempre ha navegado con la bandera de la “austeridad republicana”.
Tantos eventos con tantas “corcholatas” son un manjar para los enemigos de AMLO, Morena y sus aliados.
Ya estoy oyendo: ¡Qué cinismo! ¡No que muy austeros! ¡Son unos hipócritas! ¡Claro, para esto sí tienen dinero pero para los niños con cáncer, no! ¡Con eso hubieran construido bien el aeropuerto!
¿A esto es a lo que me refería cuando utilizaba la palabra predecible? No. Es algo mil veces más feo: la respuesta de las “corcholatas”.
¿Qué van a decir cuando las acusen de estar gastando de más? ¿Qué van a responder cuando las confronten por estar despilfarrando el dinero del pueblo de México?
¿Qué van a contestar cuando les quieran amarrar navajas con el cuento de que no están gastando lo mismo que los demás?
Van a responder con frases como éstas: “¡Ahora resulta que están muy preocupados por el dinero de lo que estoy haciendo! A ver, ¿por qué no se preocuparon así en los tiempos de PRIAN?
¿Por qué no se le echaron encima a Peña Nieto cuando se volvió candidato de su partido? ¿Por qué no fiscalizaron a Felipe Calderón o a Vicente Fox cuando llegaron a sus candidaturas?”
Y cuando las “corcholatas” digan esto, los enemigos rematarán: “Igualitos que AMLO. ¡Cuál cambio! Siempre se salen por la tangente acusando a los demás. ¡Todos son iguales!
Son un peligro para México. Esto va a ser una dictadura. Nos vamos a convertir en Venezuela. Son unos corruptos. ¡Para qué nos engañan si ya saben quién va a quedar de candidato!”
Por eso le digo que hasta da coraje. Los enemigos de la Cuarta Transformación, en lugar de estarle dando por aquí, deberían estar construyendo un proyecto de reconciliación con las mujeres y los hombres de México.
Los medios y los influencers, en vez de clavarse con esto, deberían estar cuestionando otras cosas que en verdad aportaran. ¿O usted qué opina?