Espectáculos

La temporada final de 'El juego del Calamar'

Hoy es uno de los días más importantes en la historia reciente del entretenimiento. Hoy termina “El juego del calamar”.

Estamos hablando de uno de los éxitos globales más grandes de Netflix, de una de las manifestaciones de poder suave más inmensas de Corea.

“El juego del calamar” es un fenómeno y como todo buen fenómeno, está en el ojo del huracán. Como todo buen fenómeno, no se hablará de ninguna otra cosa durante mucho, muchísimo tiempo.

En el muy remoto caso de que usted, que a lo mejor vive en otro mundo, no sepa nada de esto, ¿qué le trato de decir cuando afirmo que hoy termina esta obra maestra?

Que hoy viernes 27 de junio de 2025 se estrena, en Netflix, la tercera y última temporada de este concepto.

¿Por qué tanto escándalo? ¿Qué tiene “El juego del calamar” que no tengan otros contenidos?

Una combinación sublime de ideas y emociones que viaja a un nivel demasiado íntimo combinada con una técnica que mezcla cine con videojuegos.

En el universo de las series estamos acostumbrados a ver “show”, cosas grandes, de las que hablamos en público: guerras, aventuras, romances.

En “El juego del calamar” vemos “show” pero hacia adentro de nosotras mismas, de nosotros mismos. Hablamos de lo que no hablamos con nadie: deudas, violencias, carencias.

Y cuando estamos ahí no sólo miramos, participamos. La pantalla de nuestro dispositivo deja de ser la ventana de una serie para transformarse en la pantalla de un videojuego.

Estamos siguiendo una historia, pero paralelamente estamos siendo parte de algo, nos estamos involucrando, estamos viviendo.

Esto es una innovación histórica que, en su lanzamiento, coincidió con la pandemia de COVID19 provocando una adicción como no había habido otra en el espectáculo internacional.

¿Por qué? Porque “El juego del calamar” fue, es y será por siempre una válvula de escape, ese huequito en nuestra alma que nos permite desahogarnos para no explotar, para desahogarnos, para sobrevivir.

Tuve el gran honor de ver completos los primeros tres episodios de la tercera temporada de esta emisión y sigo sin poder procesar tanta información tan fuerte.

Obviamente no le voy a dar detalles para no arruinarle la experiencia pero es mi obligación profesional decirle: usted tendría que estar mal, muy mal, como para cometer el error de no dejarlo todo y ponerse a ver esto ya, ya, pero ya.

¿Es lo mismo de siempre? No. Por un lado, este contenido ahora viaja por más y mejores líneas narrativas. Y, por el otro, haga de cuenta que le metieron turbo a la producción y que cada vez pasan más cosas más fuertes por minuto.

Si a esto le sumamos que los juegos infantiles que le dan sentido a esta historia son cada vez más universales, el resultado es simple y sencillamente maravilloso.

Yo no sé cómo le hacen los genios detrás de “El juego de calamar” pero a pesar de que los fanáticos la dominamos, siempre nos están sorprendiendo y este desenlace es la cúspide de lo nunca antes visto.

Cuando usted esté ahí, gritará, gritará y gritará. Se lo juro. Y es aquí donde yo quisiera poner varias ideas sobre la mesa.

Uno: si “El juego del calamar” es un retrato simbólico de lo bajo que hemos caído en lo social y en lo individual, su tercera temporada es una tomografía.

¡Qué manera de decir cosas que nadie más había dicho! Y, lo más doloroso de todo, qué manera de decir las cosas que se han puesto peor de la pandemia para acá.

Eso es no estancarse. Eso es saber crecer. Eso es saber mirar. ¡Gracias! ¡Mil gracias! De corazón.

Y dos: el doblaje al español mexicano está lleno de aportaciones tanto en la selección de talentos como en la traducción. Hay que buscar y felicitar a los responsables de esto.

Lo digo muy en serio. Tanto, que le voy a hacer una propuesta que casi nunca hago: ¿le parece si después retomamos este título?

Hoy es uno de los días más importantes en la historia del entretenimiento. Hoy termina “El juego del calamar”.

Luche con todas sus fuerzas por meterse a Netflix y ser parte de esto, y luego la volvemos a comentar. Le va a gustar. De veras que sí.


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Álvaro Cueva
  • Álvaro Cueva
  • [email protected]
  • Es el crítico de televisión más respetado de México. Habita en el multiverso de la comunicación donde escribe, conduce, entrevista, da clases y conferencias desde 1987. publica de lunes a viernes su columna El pozo de los deseos reprimidos.
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