Yo no sé si Televisa lo sepa pero tiene en sus manos una mina de oro riquísima a escala mundial. ¡Mundial!
Me refiero a Sincronía, la serie que hoy se estrena, completa, en Blim.
Yo me llevo ese formato en este momento a Netflix, a HBO, a BBC, a FOX, a Warner o a cualquiera de las más importantes casas productoras del mundo y no solo lo vendo, me hago rico.
Para que usted se dé cuenta de la importancia de esto, Sincronía es una aportación tan, pero tan grande y revolucionaria para la historia de la televisión internacional como lo fueron 24 y Lost en la década pasada.
¡Y es mexicana! ¡Nuestra! Y justo en el momento más maravilloso para demostrarle a todos que México es grande, creativo, de lo mejor.
Si usted se la pierde se estará perdiendo de algo verdaderamente grande.
¿Pero qué es Sincronía? ¿Por qué me expreso de ella con tanto entusiasmo?
Primero la explico el formato y luego lo demás.
Antes nos contaban una historia y todos nos tragábamos el cuento. Si nos decían “perengano” asesinó a “perengana” y aquí están las pruebas, perfecto, “perengano” asesinó a “perengana”, no se discute y final “feliz”.
La vida nos ha enseñado que nada, absolutamente nada, es total, que todo es relativo, que cualquier asunto, ya sea periodístico o de ficción, tiene mil maneras de abordarse.
Sincronía es una serie de televisión que narra unas historias alucinantemente duras pero en lugar de hacerlo desde una sola perspectiva, lo hace desde cuatro.
Cada una corresponde a un capítulo, cada una corresponde al punto de vista de un personaje.
Y lo más maravilloso de todo es que gracias a desarrollos tecnológicos como el de los sistemas de distribución de contenidos en línea (OTT), usted elige con cuál se queda y en qué orden mirar los acontecimientos.
Al final usted, y solo usted, llega a sus propias conclusiones en una suerte de juego fabuloso.
¿Y qué es lo que más le gusta a las audiencias de la actualidad? ¡Eso! ¡Jugar!
Le voy a poner un ejemplo para que me entienda: Imagínese el caso de la niña Paulette.
¿Se acuerda usted de esa pobre chiquita que todo el mundo estaba buscando y que apareció sin vida escondida en su propia recámara?
Tenemos la historia oficial, la que todos vimos en los noticiarios, pero también tenemos el punto de vista de su mamá, el de Adela Micha (la periodista que más y mejor cubrió esa noticia) y, ¿por qué no?, el de la mismísima niña muerta.
Son cuatro versiones de un mismo hecho, cada uno con sus protagonistas, con sus misterios y con revelaciones. Ninguna se parece a ninguna pero las cuatro se complementan.
Si el caso Paulette formara parte de Sincronía usted se metería a Blim y decidiría qué ver, en qué orden y al final, invariablemente, acabaría en shock.
Solo que en un shock muy diferente al de cualquier otra persona que vea esa misma historia, en otro orden o después de haber visto más o menos episodios.
¿Ahora entiende la magnitud de proyecto que es Sincronía?
No, y no le he dicho nada porque quiero que la descubra, que la mire, que la viva.
Lo único que sí le puedo adelantar es que cada uno de los casos que se plantean en este concepto tiene un admirable dejo de realidad.
No más Televisa light, aquí el consorcio de Emilio Azcárraga va con todo por algunos de nuestros más delicados conflictos sociales a través de un lenguaje cinematográfico exquisito y unos repartos excelentes.
Lo que usted va a ver aquí no se parece a nada que haya visto antes.
¿Le digo quién es el gran responsable de Sincronía? Gustavo Loza.
Sí, yo sé que si le digo Gustavo Loza usted va a pensar en comedia, pero el señor no solo es un mago para los cañonazos cinematográficos tipo ¿Qué culpa tiene el niño?, es un genio de las series dramáticas.
Todavía me acuerdo de Cloroformo, una joya de su autoría, y no puedo evitar volver a fascinarme. ¡Qué manera de hacer televisión! ¡Qué bárbaro!
Si a usted le gustan las series nacionales como Crónica de castas, Capadocia y XY, Sincronía le va a encantar.
Y a diferencia de otros títulos que primero salen en televisión abierta y rematan en Blim, aquí tenemos un proyecto cien por ciento diseñado para verse y gozarse en una plataforma como Blim.
Le apuesto que si lo comienza a ver no lo va a poder soltar y que, además de entretenerse, se va a poner a pensar en unos dilemas morales escalofriantes.
Porque cualquiera puede opinar sobre un delito o sobre cualquier cosa, ¿pero qué pasa cuando se tienen varios puntos de vista?
¿Quién termina siendo el bueno y quién, el malo? ¿Quién acaba siendo el responsable de una gran tragedia?
Por favor, métase a Blim inmediatamente y luche por ver Sincronía antes de que le dé la vuelta al mundo.
Es una mina de oro riquísima, es la nueva y auténtica televisión mexicana que todos estábamos esperando para presumir a nivel global. ¡Felicidades!