Magistral. El final de la tercera temporada de la serie estadounidense “The Gilded Age” (“La edad dorada”) va a ser magistral.
Bueno, no sólo el final. ¡Todo el capítulo! Por un tema de respeto a usted y a los genios detrás de esta superproducción de época de HBO, no le voy a dar detalles.
Pero le doy mi palabra de que desde el final de la primera temporada de “Twin Peaks” en 1990 que yo no veía una conexión tan perfecta entre el penúltimo y el último episodio de una temporada de una serie de televisión como lo que usted va a ver este domingo 10 de agosto por la noche.
¿Sabe cómo me sentí? Como en “Lo que el viento se llevó”. Así: de ese tamaño.
“La edad dorada” es una serie que a lo largo de tres gloriosas temporadas ha contado el surgimiento de Estados Unidos, y muy específicamente de Nueva York, como la gran potencia del siglo XX.
La historia se desarrolla poco tiempo después de la Guerra Civil, a finales del siglo XIX, y es impresionante la vigencia de los valores humanos de aquellas mujeres, de aquellos hombres.
Ver “The Gilde Age” hoy nos recuerda que nuestros vecinos del norte son mucho más que lo que vemos en las noticias. Y hay algo que me hace amar esta serie con todas mis fuerzas: es una oda al cambio social.
Cuando usted mire el episodio final de la temporada tres comprenderá cosas muy profundas que conectan este contenido con la realidad actual, con los cambios que estamos presenciando en 2025.
Todas y todos somos “The Gilded Age” y en el caso mexicano todavía más porque no deja de ser una grandiosa telenovela. Nadie conecta más con las telenovelas que nosotras, que nosotros.
El último capítulo de la más reciente temporada de “La edad dorada” es tan perfecto que vale millones de veces más que muchas de las mejores películas que están en este momento en la cartelera de las salas cinematográficas.
Y es tan estructuralmente tan redondo que conecta lo mismo con el primer capítulo de la primera temporada que con todos los finales de todas las otras temporadas.
Una maravilla literaria así no se ve todos los días y si nos vamos a momentos específicos, no vamos a acabar de elogiarla nunca.
Lo que usted y millones de personas van a ver este domingo va a ser un catálogo de emociones que la llevarán, que lo llevarán, del suspenso más enloquecedor a las lágrimas más desgarradoras pasando por momentos de profundo romance, paz y, ¿por qué no?, de un muy fino sentido del humor.
¿Pero quiere que le diga qué va a ser lo más gratificante? La sabiduría.
Hay parlamentos en ese episodio que merecen ser copiados y usados en carteles motivacionales porque esconden grandes verdades sobre la ética, la moral, el amor, los negocios y la justicia.
No me quiero ni imaginar lo que costó ese capítulo. Sólo ese capítulo. La razón es muy simple: al tradicional derroche de valores de producción de esta exquisitez, se le suman muchas, muchísimas secuencias multitudinarias.
Y la belleza va. Y la belleza viene. Y cuando no es la nómina son los escenarios. Y cuando no es la iluminación son las locaciones. Y cuando no es la música es el vestuario. Y cuando no son las actuaciones son los carruajes, los caballos, los efectos especiales.
“La edad dorada” justifica una suscripción como la de HBO MAX, nos recuerda que HBO siempre ha sido la madre de la televisión premium.
Luche con todas sus fuerzas por ver el final de la tercera temporada de la serie estadounidense “The Gilded Age” este domingo 10 de agosto por HBO MAX. Le va a gustar. De veras que sí. ¡Felicidades!
